ALLANDE.- Una primavera de camelias
La camelia tiene que llegar a ser el símbolo de Allande”. Esta tajante afirmación la efectuaba Rosalía Garrido que quiere “dar luz, color y verde allí donde domina el gris del cemento y los restos del incendio del Valledor, de donde tres años después siguen saliendo camiones con pinos quemados”.
El proyecto, que se presentó ayer a particulares y asociaciones en el marco de la primera exposición de camelias de Allande.
La idea, llena de colorido, ha sido abrazada de inmediato por todos los allandeses dispuestos a dar un nuevo aire a su villa de forma que, calles, puentes, plazas y jardines, de llenen de camelias como planta definitoria, sino del concejo, al menos de la villa como primer paso.
Pero el proyecto es global de concejo y así, ayer, decenas de camelias de dieciocho pueblos del concejo se expusieron en el centro de mayores de la capital del concejo. La mayoría procedía de jardines privados. Lograr que esas cualidades y colores se extiendan por todas las calles y rincones de la villa allandesa es la idea que sustentan tanto lo vecinos como el Ayuntamiento que ha recibido la propuesta con gran interés. La colaboración del ayuntamiento se considera precisa por cuanto el desarrollo del proyecto contempla actuaciones en espacios públicos como la treintena de escaleras que se cuentan en el casco urbano de la villa o los numerosos puentes. También se actuará en entornos como el monumento al emigrante o el Santuario de la Virgen del Avellano. Casi todas estas construcciones están dominadas por tonalidades opacas frente a las que Garrido pretende enfrenta el color de las camelias o de pinturas de diversos tipos. Como ejemplo, Rosalía propone transformar los peldaños de una escalera en las teclas de un piano o en los lomos de libros que escribieron allandeses o foráneos enamorados del concejo.
Más el proyecto no solo pretende estancarse en lo citado sino que señala como segunda actividad la realización de alfombras florales para la celebración del Corpus Christi, “recuperando así una tradición hace tiempo perdida”. Los diseños de estas creaciones podrían imitar los dibujos tallados en las maderas de hórreos y paneras que identifican el estilo Allande. De este modo, precisaba Garrido también se da a conocer el patrimonio local.
Todas las especies son arbustos y pequeños árboles que pueden llegar a medir 10 m de altura. Sus hojas son coriáceas, de un verde oscuro lustroso, enteras, puntiaguadas y de bordes enteros o ligeramente aserrados.
Las flores son generalmente grandes, con cinco sépalos y cinco, sus colores varían del blanco al rojo pasando por el rosa y, ocasionalmente, pueden aparecer combinadas en el mismo pie e incluso jaspeadas en esas tonalidades.
