RAISA.- Entre Cangas y Berzocana, de Asturias a Extremadura, un recuerdo cariñoso centrado en las praderas de Larna

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Desde la tarde del pasado día 11 de agosto, ha pasado ya más de un mes,  Raisa, nuestra perra, corre ya libre de achaques por las grandes praderas que Manitú reserva especialmente para ellos. Murió dulcemente mientras Maribel y yo la acariciábamos.

Siempre feliz en la hierbaAhora su espíritu apacible y sumiso vaga  por el prao de Larna entre el verde por el que tanto la gustó correr y se acoge la sombra entre dos avellanos.

Aquella misma mañana de agosto se empeño en salir conmigo. La bajé las escaleras en brazos pues a ella le era ya imposible. Paseó un rato con los dos al lado de casa, pero apenas podía caminar, la edad había minado todos sus órganos y su vida se apagaba silenciosamente.

Defendiendo su pelota
Defendiendo su pelota

Estuvo con nosotros algo más de trece años, trece años en la que fue un poco eje de todo cuanto aconteció en nuestra familia desde aquel día en que decidió venirse con nosotros desde la feria de Narcenatur. Recuerdo como aquella primera noche estuve a punto de devolverla. La colocamos en un cojín en el cuarto de baño y nos fuimos a la cama. Sus ladridos lastimeros no nos dejaban conciliar el sueño. Maribel me dijo que seguro que no quería estar sola. La colocamos al lado de la cama, calló y no se movió en toda la noche. Prácticamente nunca la oí volver a ladrar. Curiosamente tan solo lo hacía cuando divisaba a Angelín, el del Sotero. Le ladraba siempre y él se acercaba balanceándose a acariciarla y jugar con ella, entonces callaba.

Viajó con nosotros, veraneó con nosotros  y a nuestro lado recorrió La Rioja, Andalucía, Valencia,  Burgos, Extremadura y otros muchos lugares.

-Es una perra muy viajada e instruida, solía decir yo a menudoOLYMPUS DIGITAL CAMERA

Aún este verano parecía seguir tendida en los asientos traseros del coche sin dar lata ninguna. Tan solo si sentía calor bajaba y se colocaba bajo los asientos advirtiéndome de ello. En cuando ponías el aire acondicionado volvía a su lugar.

Con Sansón en Berzocana
Con Sansón en Berzocana

Cuando viajaba a Extremadura, a Berzocana, echaba de menos el verde asturiano. Se le notaba. Durante muchos años, cuando llegaba a la piscina de mi amigo ya ido, Juan Pedro Varenes, revivía y no se cansaba de correr por el verde que la rodeaba. Tarde tras tarde nos acompañaba en nuestras caminatas por las estribaciones de las Villuercas, o por los caminos que se adentraban en la dehesas entre encinas y alcornoques. Todavía en mayo subió con nosotros al enriscado castillo de Cabañas. Fue su última excursión. Quizás por ello este año los paseos extremeños nos han parecido más tristes, más solitarios.

Mimosa
Mimosa

Incluso, no ha mucho tampoco, viajó con nosotros a Sevilla a visitar a José Luis, mi hijo, su gran amigo y cómplice de carreras y juegos por los prados de La Florida y  Las Campas en Oviedo

Desde que Raisa se nos fue apenas hemos parado en Cangas y tan solo un par de días he efectuado mis habituales paseos de mañana y tarde por el Paseo del Vino. Durante trece años han sido miles los que Raisa efectúo conmigo. Si alguien la divisaba sabia que detrás aparecería Mera, y si veía a Mera sabía que, indefectiblemente, Raisa surgiría en cualquier recodo tras sus pasos.

-Mera ¿y la perrina?

La pregunta era inevitable tanto en los habituales del Paseo como entre los vecinos de San Tiso que  la conocían y apreciaban.

-La echarás mucho de menos.

Y tanto. Como que me sorprendí cuando, caminando  con la radio encendida, volví la cabeza:OLYMPUS DIGITAL CAMERA

-Raisa, vamos

Oí mi propia voz y con ella la soledad que seguía mis pasos. Seguí andando en la seguridad de que, de alguna forma, Raisa venía siguiendome, y aún sigue haciéndolo por los caminos de Larna donde ahora me encuentro.

8Un día tras otro, llegada la hora de teclear las crónicas urgentes del periódico durante muchos años y las ahora más tranquilas y meditadas de esta página, Raisa se acurrucaba debajo de la mesa arrullada por el teclear incesante del ordenador y parecía aconsejarme. Le consultaba mis dudas o le hacía compartir mis nervios en las acuciantes urgencias que demandaba el periódico. Nunca protestó. Tan solo llegada la ahora del paseo salía, se estiraba voluptuosa, y me invitaba a caminar.

Las mañanas en que remoloneaba en la cama se llegaba a la misma y con  delicadeza extrema me golpeaba en el brazo sacándome de mi modorra.Feli en la arena

-Vamos Mera, ya está bien. ¿ No entiendes que tengo que hacer mis cosas y la hora  me apura?. Vamos, no seas dormilón – parecía decirme-

Hace unos días, al levantarme adormilado, dejé el pie en el aire no fuese a pisarla ya que en los últimos tiempos, quizás recordando sus primeros años, acudía a dormir sobre la alfombra, a mi lado.

Su ausencia ha dejado un largo vacío. Como siempre ocurre, el tiempo irá cerrando  aquellos y resaltando las más alegres vivencias conjuntas.

Disfrazada
Disfrazada

Hace pocos días, mis sobrinos Luis y Cristina, ya universitarios, y mis nietos Irene y Javier, aún en sus primeros pasos escolares, acudieron a Larna. No lo dudaron. Unos y otros cogieron una flores y las llevaron al prao que hay bajo casa, ese en el que, como he señalado al principio, Raisa corre ya libre de achaques hasta que su ausencia se apague definitivamente en el tiempo cuando lo hagamos también todos los que la conocimos y quisimos. Estoy seguro que en ese momento, brincó alegre y reanudó sus carreras cada una más veloz que la anterior.

 Raisa: gracias por todo lo que nos diste

En Berzocana
En Berzocana
Su último viaje. En Conil
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R. Mera

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