CANGAS DEL NARCEA.- Sobre el traslado del C.P. Obanca.Carta de la exdirectora del ÍES

El problema creado en torno al traslado del actual C.P. de Obanca de sus actuales instalaciones en el Reguerón al antiguo edificio que fue su sede inicial y que ahora se halla utilizado por el ÍES no se halla exento de polémica. Hace un par de días nos hicimos aquí eco de esta polémica.

 Hoy queremos hacerles llegar la carta abierta que la ex directora Cristina Fonseca.ha dirigido a la opinión pública. Dice así:

Cristina Fonseca“Pido perdón por pensar que hay ciertas cosas que no tienen precio. Por creer que la educación es el pilar fundamental que pavimenta los caminos. El motor de cada pueblo. Pido perdón por pensar que en Cangas del Narcea 120 alumnos en un edificio, mientras 700 se hacinan en 2, es discriminatorio y a todas luces injusto y, lo diga quien lo diga, empeora gravemente la calidad de la enseñanza que se ofrezca. Pido mis disculpas por dudar de que si 220 alumnos infrautilizan unos espacios, 120 alumnos puedan de repente optimizarlos.

Pido perdón por mi ignorancia al sumar y no saber de cuentas, por no ver claro cómo casi 200 alumnos de la Escuela Oficial de Idiomas podrían caber en el espacio que dejan 120 porque no tienen sitio. Pido perdón también por pensar que no hay criterios pedagógicos que avalen mantener un edificio con 9 trabajadores pagados con dinero público para 10 alumnos, casi la mitad de ellos mayores ya de edad, en un espacio donde podrían ubicarse instalaciones escolares para más de 500.

Pido perdón por la desilusión y la desgana, por la eterna sensación de ninguneo, porque todos opinen sobre algo que pocos conocemos. Por sentir que de nada sirve todo el trabajo de campo que se hace luchando para que nuestro alumnado juegue con las mismas ventajas y en las mismas condiciones que cualquiera. Por el sentimiento de desahucio y de improvisación.

Pido perdón por no conocer estas nuevas reglas del juego y me rindo; me rindo porque, al no entenderlas, no sé si sabré jugarlas bien, y pido perdón porque no me apetece ni quiero jugar este partido. Os pido perdón por sentir que se nos ha vendido por 30 monedas de una forma sucia y dejando a vuestros hijos, mis alumnos, el pobre legado de un futuro incierto. Os pido perdón por todo lo que no comprendo, por la tristeza que me invade al ver lo que fuimos, lo que somos y la imagen de aquello en lo que nos vamos a convertir. Lamento las molestias por molestar, por no saber dar sólo la mitad de lo que puedo, por la tristeza de ver cómo se derrumban todas mis apuestas por vuestro mañana. Por no querer ser la protagonista de esta nueva obra en tres actos cuyo guión no entiendo. Me siento en el banquillo y vuelvo a mis orígenes, a primera línea de aula, con la sensación de haber perdido la batalla, de que se me han escapado de las manos cuantos argumentos he esgrimido a favor de vuestra causa. Ya no hay marcha atrás y no me quedaré con esta huida hacia adelante. Perdón por la tristeza por pensar que desgraciadamente nadie llorará por vosotros”.

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R. Mera

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