La foto y su pie: ¿Y por qué no yo?: La Ley no lo prohíbe
-Estos humanos son un tanto memos e impredecibles
Medita el equino solo bajo la lluvia
-Ya no tenemos un Calígula que me nombre senador, pero en la lógica de algunos humanos del noreste de este país (antes España) puedo llegar muy lejos. Dicen que un presidario, un fugado de la Justicia, un acusado, un delincuente o un golpista, puede ser presidente de una autonomía porque “ni la Ley ni el Reglamento así lo señalan específicamente”. Y yo me digo: He aquí mi oportunidad:
Como tampoco especifica que no lo pueda ser un caballo podré presentarme yo a tal cargo en la seguridad de que no me rechazarán. Eso sí, procuraré que no se entere mi primo, el burro propiedad de Manuel, para que no acuda a hacerme la competencia. ¿O no?