Atentado a la cultura y el medio: Vandalismo en Degaña

Atentado a la cultura y el medio: Vandalismo en Degaña

Hay veces en que se cumple aquella definición filosófica de que “el hombre es un lobo para el hombre”. Y aunque quizás esta definición pueda parecer exagerada para el caso, quiero dejarla aquí como reflexión. Porque el hecho acaecido ha sido en pleno campo, en la Asturias rural y cuasi vaciada en la que los lobos campan a sus anchas. En esa Asturias, en Degaña, una familia emprendió un bonito camino, en su doble sentido y entre lo cultural y lo conservacionista, con el ejemplo y el legado de un hombre amante del país y de la comarca detrás.

Esta familia, para honrar la memoria y el hacer de Vitorino García, de Cai Vitorino, muerto prematuramente, decidió colocar una serie de casetas-bibliotecas a lo largo de una de las rutas que más quería el finado. Las dotó de libros para entretenimiento y solaz del caminante, o parara quienes allí quisieran dedicar un momento a la lectura en el silencio del monte. Libros que podían ser llevados, devueltos o cambiados.

Hace unos días, Ana García, hija de Victorino, fue avisada por el alcalde de barrio de Tablao, Manuel García, para informarla que dos de las casas-biblioteca había sido objeto de distintos desperfectos.

Pronto se comprobó que detrás de los daños estaba la mano del hombre.

En principio se pensó en que los destrozos podía ser consecuencia del ataque de algún animal salvaje. Pronto se comprobó que no. Detrás de los daños estaba la mano del hombre. Algo incomprensible, vergonzoso y sin sentido alguno. Quizás la frustración, la envidia, algún trasnochado sentido de la propiedad, o simplemente el mal por el mal, pudieran estar detrás del hecho.

“Nos cuesta creer que acontezcan actos vandálicos de semejante calaña en nuestro concejo”

Ana ha lamentado ante los micrófonos de Onda Cero que existan estos comportamientos: “Nos cuesta creer que acontezcan actos vandálicos de semejante calaña en nuestro concejo. Es una ruta con los permisos legales pertinentes que no molesta a nadie, ni vecinos ni visitantes,” y solicita colaboración para preservar el legado de Vitorino. Y añadía: “pedimos ayuda para cuidar lo que tenemos, por el bien de todos; y pedimos respeto por la memoria de Vitorino, el cual siempre dio ejemplo con su comportamiento en cuidado y respeto por nuestras tierras y actividades.”

Pues eso pedimos nosotros también: respeto. Respeto a los bienes, ya sean materiales o inmateriales y, especialmente, respeto a la ideas, aun cuando éstas sean contrarias a las nuestras. Y la memoria de Vitorino, por su vivir y su hacer, por su entrega al territorio y a su gentes, es merecedora de ella.

 Así lo reconocemos a la vez que condenamos y despreciamos tanto los hechos ocurridos como a sus autores.

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R. Mera

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