CANGAS DEL NARCEA.- Revelarse ante la adversidad

Una lección de la Asociación de Pescadores

Por la izquierda,: Loli Fidalgo, Carlos Menéndez y Román Her

La asociación de pescadores Fuentes del Narcea, con 20 años a sus espaldas, acaba de sufrir un duro e inesperado revés. Hace unos meses,  la presa que lleva el agua al centro ictiogénico de Villagur, en el concejo cangués, encargada de alimenta las bañeras en las que se encuentran las truchas, se rompió soltando toda el agua que almacenaban al río, lo que hizo que aquellas se quedaran secas y que la mayoría de los peces no pudieran salvarse, ya que en el momento del suceso no había nadie en el centro de alevinaje.

Román Herrero, presidente del colectivo, explicaba que si la presa se hubiese roto estando en las instalaciones algún miembro de la asociación, “no hubiese pasado nada, se soltaban los peces en el río y ya estaba, pero no nos dio opción.

Loli Fidalgo, otro miembro de la asociación, fue el primero en llegar después de que una vecina les avisara de que la presa se había quedado sin agua. Le dio tiempo a encontrarse con algunos animales aún vivos y pudo soltarlos al río. Pero era tan solo una ínfima parte de lo que tenían. “Vivir ese momento fue un palo terrible, una puñalada en el corazón”, aseguraba.

Tras la pérdida llegó el momento de analizar los daños en la presa y la asociación no podía afrontar la obra. Acababan de invertir, junto con la asociación tinetense “El Banzao”, 30.000 euros en el arreglo del banzao del río, que tenían claro que no aguantaría una riada. Así que llegaron a plantearse dejar el trabajo del centro de alevinaje.

El empujón para que la asociación pudiese reponerse y se animara a volver a empezar aseguran que se lo dio el director general de Custodia del Territorio e Interior, David Villar. “En cuanto se enteró se puso a nuestra disposición y asumieron la obra de reparación de la presa que nosotros no podíamos afrontar, gracias a él estamos hoy aquí, porque teníamos la moral por los suelos”, asegura Herrero.

Con la presa llevando agua de nuevo al centro, comenzaron a repensar en su trabajo criando truchas y en cómo hacer las repoblaciones. Por suerte, durante los años anteriores habían tenido excedente de huevas que se llevaron otras asociaciones de pescadores animadas por la Consejería para tener esta línea genética. De este modo, recurrieron a la asociación Asturiana de Pesca, que tienen su misma línea genética y llevaron para Villajur 30.000 futuros alevines y 60 reproductores, de entre 3 y 4 años, peces que habían ido naciendo de huevas llevadas en los últimos cinco años del centro de alevinaje cangués.

El planteamiento de trabajo que se hacen ahora es el de tener muchos menos animales, tendrán unos 100 o 120 reproductores, como máximo, cuando antes llegaron a tener 400. Además, también quieren cambiar la forma de realizar las repoblaciones. “Nuestra intención es ir soltando las truchas cada dos años, cuando tengan un tamaño de unos 20 centímetros, calculamos que unas 2.000, hemos probado de todo y no sabemos si vale, porque está claro que los ríos cada vez tienen menos truchas”, señala el presidente del colectivo de pescadores.

No obstante, se marcan los próximos tres años, hasta 2028, para definir la línea de trabajo que van a seguir. 

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R. Mera