CANGAS DEL NARCEA.-Aquellas largas noches y cortas amanecidas del día 15
Hubo un tiempo, aun no muy lejano, en el que los cangueses se sentían, nos sentíamos, especialmente orgullosos de las continuas explosiones que una tras otra se producían a lo largo de la noche del día 15 de julio y subidos a las cuales vivíamos el amanecer del 16 y llegábamos a la misa matutina y la procesión para enlazar con los disparos de la ofrendas y las salvas de las peñas.

Hoy, cuando la parábola del tiempo ha trazado su arco sobre la recta del paso de los días, han cambiado las cosas. Ya no hay disparos aislados, en parejas o tríos, escoltando el paso de la noche. Una vez acabadas las tiradas de las peñas y los disparos de las coleccione de los fuegos artificiales, el silencio de la pólvora se extiende sobre la villa canguesa. Y ese silencio lo notamos mucho más aquellos que vivimos intensamente aquellas noches, aquella madrigadas en el Boni dando las salida a los primeros ALSAS que partían hacía Oviedo. Aquellas risas cuando el ínclito Villabol invitaba a los viajeros a un trago de orujo como paso previo par autorizar su subida al vehículo ofreciéndolo como esencial medicina para los mareos y resacas.
Y llegada la hora del desayuno aún quedaban intrépidos que los hacían continuando con las cervezas o los cubas. O los aplausos y vítores cuando pasaba Paco Potes con el camión de basura.
-¡Pelgarada! ¡Solo hay pelgarada!, gritaba aquel asomando su cuerpo por la ventanilla.
Cambian tiempos y costumbres, pero la larga noche del 15 aun continúa siendo muy corta para los jóvenes, y en algunos casos no tan jóvenes, cangueses. Aún quedan los que con el traje de batalla de la peña, con manchones de pólvora y vino, y la mecha colgando del bolsillo trasero del vaquero miran sin ver planteándose si es el que llevan el camino correcto para volver a casa.
Hoy como ayer, aun pasan mujeres y algún que otro hombre con la empanada recién hecha o el clásico Brazo de Gitano cruzándose con los más madrugadores que, al contrario de los que se retiran, lucen peinados y trajeados.
Y como ayer son michos los que caminan a la primera misa en la capilla de Ambasaguas, y desde casa serán también muchos los que recuerden aquellas tumultuosas de los ochenta y los noventa con Don Segundo como especial protagonista
-¡Segundín, Segundín, Segundin…! gritaba el personal cuando el cura salía de la sacristía revestido para la celebración.

Y se multiplicaban los vivas y los aplausos de una heterogénea concurrencia que vitoreaba tanto al cura como al Virgen. La cosa fue a mayores y hubo que suspender aquel original y espontaneo formato de celebración que surgió con los trasnochadores y con ellos se fue. Pasan los años, se mantienen en su esencia las tradiciones, y los recuerdos y añoranzas de un tiempo ido, de una juventud pasada, nos llenan de nostalgias de ausencias y de disparos desde el anochecer a la amanecida.
Hoy es día 15 de Julio.
Felices fiestas y que no se manque naide.