Crecemos, pero por la emigración no por nacimientos

Después de alcanzar en 2022 el mínimo poblacional del siglo XXI, con 1.004.960 habitantes, Asturias ha comenzado una recuperación demográfica que puede resultar sorprendente. Aunque este repunte no revierte el declive estructural ni alcanza los niveles anteriores a 2020, el Principado ha ganado alrededor de 9.000 habitantes desde ese punto de inflexión, una cifra que rompe con más de una década de retroceso constante. Pero no nos ilusionemos demasiado: Según un informe de SADEI, esta tendencia responde casi exclusivamente al efecto de los movimientos migratorios, que en los últimos años han batido récords históricos no al aumento de nacimientos. Es decir no  ha venido de la mano del denominado «movimiento natural» —la diferencia entre nacimientos y defunciones—, que continúa siendo claramente negativo. Con algo más de 4.500 nacimientos anuales y en torno a 13.000 defunciones, el saldo vegetativo se mantiene desde hace años por debajo de las -8.500 personas. Esta pérdida natural afecta a todos los concejos sin excepción, debido en gran parte a la estructura envejecida de la población.

La fecundidad tampoco mejora el panorama. El índice sintético de fecundidad, que en 2023 fue de 0,94 hijos por mujer se mantiene muy por debajo del nivel de reemplazo generacional. Además, el volumen de mujeres en edad fértil, especialmente entre los 25 y 39 años —responsables del 75% de los nacimientos—, es inferior al de décadas pasadas, lo que complica un eventual repunte de la natalidad.

Frente a estos datos, los flujos migratorios se erigen como el motor del crecimiento. Desde 10.163 personas en 2022, a una estimación de alrededor de 13.000 en 2024. Este crecimiento se debe principalmente a la inmigración internacional. Colombia, Venezuela y Cuba lideran las llegadas internacionales, con más de 9.800 inmigrantes entre 2022 y 2023. Ucrania, por su parte, ha visto multiplicar por 18 sus cifras debido al conflicto bélico con Rusia. Madrid, Castilla y León y Galicia son los principales emisores nacionales.

A pesar de este repunte demográfico, el crecimiento sigue siendo muy desigual territorialmente, localizándose especialmente en Siero, Villaviciosa, Oviedo, Gijón y Llanera. De hecho, Oviedo por sí sola ha ganado más población que el conjunto del Principado

Por ello, el futuro demográfico del Principado estará inevitablemente ligado a la evolución de estos flujos migratorios, más que a cambios estructurales internos.

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R. Mera