SUROCCIDENTE.- Urogallos y perdiz pardilla en peligro

Urogallo

Los incendios forestales del verano de 2025 han dejado una huella profunda en los montes asturianos. Según el informe Incendios y Biodiversidad 2025, presentado recientemente, la fauna asturiana ha sido una de las más castigadas por el fuego, con más de 5.500 hectáreas calcinadas en Áreas Importantes para la Conservación de las Aves y daños severos en enclaves de gran valor ecológico como Degaña, Somiedo y los Picos de Europa. El documento advierte que los efectos no se limitan a la pérdida inmediata de masa forestal: la devastación amenaza a especies en situación crítica, como el urogallo cantábrico, y golpea con dureza a otras aves en regresión, como la perdiz pardilla.

El urogallo cantábrico, con  apenas 209 ejemplares en libertad, ha visto arder una parte significativa de su hábitat en Asturias y León. El informe detalla que en el Principado un 30% de las cuadrículas donde habita la especie resultaron afectadas por las llamas, mientras que en León el porcentaje fue del 13%. En territorio asturiano, el fuego arrasó zonas críticas en Degaña, uno de los últimos refugios para la especie. Los incendios también alcanzaron áreas colindantes en León, como Orallo, Anllares y Fasgar, incluidas en los espacios protegidos Alto Sil y Omañas.

El urogallo necesita bosques maduros con sotobosque de arandaneras, un recurso alimenticio fundamental. Aunque el arándano puede regenerarse tras el fuego, el proceso lleva años, lo que compromete la capacidad de la especie para mantener su población. Aun así, hay un pequeño respiro: según los datos de seguimiento de ejemplares marcados, los individuos monitorizados han sobrevivido, incluida una hembra con pollos. No obstante, los técnicos advierten que la recuperación dependerá de la regeneración del hábitat y del seguimiento intensivo en los próximos años.

La perdiz pardilla, tradicional habitante de los matorrales y pastizales de montaña, ha perdido buena parte de su área de distribución en el noroeste peninsular. En su rango occidental, que incluye Asturias, León y Zamora, el fuego ha arrasado casi un 32% del territorio que ocupa. Aunque no figura en el Catálogo Español de Especies Amenazadas, la especie está en fuerte regresión en esta parte de la Cordillera Cantábrica. En provincias vecinas la situación es crítica: en León ha desaparecido el 56% de su área y en Cantabria casi el 23%. Para Asturias, donde el retroceso ya era evidente, los incendios suponen un nuevo golpe que puede precipitar la desaparición de esta emblemática ave de montaña.

Asturias vio dañadas seis Áreas Importantes para la Conservación de las Aves, con más de 5.576 hectáreas quemadas. Entre ellas destacan Degaña – Hermo, con más de 2.400 hectáreas calcinadas, Estos espacios albergan poblaciones de urogallo, perdiz pardilla, abejero europeo, roquero rojo y chova piquirroja, todas ellas especies que han sufrido las consecuencias de los incendios.

El informe subraya que el impacto no se mide solo en hectáreas, sino que para especies como el urogallo y la perdiz pardilla, cada gran incendio supone un riesgo real de extinción local. La regeneración del hábitat puede tardar más de diez años, lo que deja a estas aves en un periodo crítico. Además, nos advierten contra prácticas post-incendio como la retirada masiva de madera quemada, que pueden agravar el daño al reducir aún más las posibilidades de recuperación de la fauna.

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R. Mera