CANGAS DEL NARCEA.- Guardas y furtivos: El asesinato de Chiquito

Manuel Lago fue muerto a tiros en Muniellos , en Cangas del Narcea, por unos furtivos, en agosto 1.980

 

Oballo en la actualidad.
Oballo en la actualidad.

No se a cuento de qué, y charlando con mi amigo Xuan del monte, sus animales y la despoblación de las aldeas, sacó a relucir el papel tan destacado que en  la conservación de la fauna tuvieron los Guardas de Caza del antiguo ICONA. Nombró a Manuel Rodríguez, de Obacho, Cangas del Narcea, de “Casa Aumente”, nombre por el que se le conocía y que desarrolló su labor de guardería cuando el urogallo aún se podía cazar. Y de Aumente pasó sin transición a su compañero “Chiquito”, Manuel Lago Martínez, muerto a tiros en Muniellos por unos furtivos y también del mismo pueblo.

Xuan, por su edad, los conocía muy bien, y si bien señala que eran muy buenos en su profesión, no oculta que Chiquito solía tener muchos encontronazos con unos y otros, fuesen éstos o no cazadores. Téngase en cuenta que los hechos ocurren en 1.980, por lo que la labor de los guardas se desarrolla durante lo años anteriores, cuando aún pertenecían al ICONA. Los furtivos tenían fichado a Chiquito que recibía muchas amenazas.

Según se relata en periódicos y publicaciones de la época, incluida LA MANIEGA, y citando en numerosas ocasiones lo ocurrido en el juicio, en la madruga del día 16 de agosto de 1.980, M.A.P. acompañado de B.A.P; M.P.R; J.G.M y un sobrino suyo de 15 años, J.A.G.M, subieron al Alto del Connio, desde donde, formando una partida, se introdujeron en Muniellos, entonces Coto Nacional y vedado para la caza. B.A.P. volvió en su Land-Rover quedando con el resto de la cuadrilla en que volvería a buscarles por la tarde.

Iniciaron la cacería al rececho utilizando un perro para levantar las piezas. Hacia las nueve de la mañana M.P. abatió un corzo que, una vez desprovisto de las vísceras, escondieron entre unas rocas, lugar en el que lo hicieron también ellos ante el temor de que el disparo hubiese sido escuchado.

Cuando hacia las siete de la tarde iniciaban el regreso hacia el lugar donde había escondido el corzo  llevando otra pieza cobrada, se encontraron con el guarda Chiquito que les daba el alto. En ese momento el tío, que marchaba delante, gritó al sobrino para que corriese advirtiéndole de la presencia del guarda e iniciando ambos la carrera ladera abajo. Según se contó en el juicio celebrado dos años después, en ese momento Chiquito realizó dos disparos de advertencia con su carabina momento en el que los que huían se volvieron y realizaron dos disparos de escopeta contra el guarda. Uno por el menor y otro desde otro lugar, a la derecha de Chiquito que le produjo la muerte. Parece ser que el del menor, aunque fue casi simultáneo, impactó cuando ya el guarda caía.

Los otros dos cazadores alcanzaron la carretera donde ya les esperaba M.A.P con el vehículo en el que introdujeron el corzo marchándose sin esperar a tío y sobrino que permanecieron toda la noche ocultos en el monte. También se señaló en el juicio que no se probó con la necesaria certeza que uno de los disparos lo efectuase J.G., el tío. Y es aquí donde aparecieron múltiples interpretaciones sobre lo sucedido en el monte y de cómo pudo haberse orquestado el relato de los hechos para que todo hiciese creer que había sido el menor de edad, el que había efectuado los disparos ya que, argumentaban los vecinos de la zona, sabían que al ser menor, no iría a prisión y la  sentencia sería mucho más benévola. Todos los implicados guardaron silencio sobre lo sucedido hasta que fueron detenidos entre los días 21 y 22 de agosto.

J.G.M., el tio fue absuelto de los delitos de homicidio y atentado y M.A.P del de homicidio en concepto de encubridor y del omisión del deber de socorro, delito éste del que también fueron absueltos los otros dos. Se les condenó por delitos contra la Ley de Caza y omisión del deber de denuncia,

J.A.G.M., al ser menor fue juzgado de nuevo por otro tribunal, pasó varios meses en un reformatorio y siendo ya mayor de edad fue denunciado varias veces por delitos relacionados con la caza e incendios, incluso en el año 2.000 quiso inculpar a alguno de sus entonces compañeros de furtivismo en el asesinato de Chiquito. El caso no fue reabierto.

oballo

 

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R. Mera

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