Visto para sentencia el juicio por el triple crimen de Degaña. “Dios perdone a Silvia y su madre por el daño que han hecho”, dijo sin inmutarse el acusado

LNE Oviedo
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Resumen de Agencias.

 

El acusado José Manuel Álvarez, ha pedido “perdón” a las víctimas y familiares durante la última sesión del juicio celebrado en Oviedo, en la que el Fiscal ha mantenido su petición de 73 años de prisión, mientras que la acusación particular la eleva a 111.
José Manuel Álvarez, acusado de dar muerte al padre, el hermano y el novio de su exmujer, Silvia Brugos, a la que ha también causó heridas, al igual que a la madre de ésta, ha dicho hoy al cierre del juicio, cuando el juez de la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Oviedo le otorgó la última palabra, que siente “de corazón” el daño que haya podido causar.

El Ministerio Fiscal ha relatado que queda probado que el procesado irrumpió en el domicilio familiar de su exmujer, Silvia Brugos, sobre las 5:30 horas del 23 de mayo de 2011 con la intención de acabar con la vida de los fallecidos provisto de una maza, un cuchillo de monte y 600 euros, con los que pensaba darse posteriormente a la fuga.
Alevosía y ensañamiento han sido los términos empleados por la Fiscalía para referirse a la actuación del agresor para el que no contempla “ni eximente ni atenuante” por trastorno mental -tal y como mantiene la defensa- y sí percibe “brutalidad absoluta” al realizar sus ataques en “presencia de sus hijos”.
Ha abundado que en un acto “premeditado” y “no convulsivo” derribó con la maza la puerta de la vivienda en la que en un primer momento, con la luz apagada, atacó a Silvia y su novio, Jorge Marqués, a los que sorprendió cuando estos se encontraban dormidos.
A juicio del Fiscal, los gritos de auxilio despertaron al padre de Silvia, Manuel Ángel Brugos; a su hermano, Roberto, y a su madre, Isabel Rodríguez.
Tras una pelea en el pasillo del domicilio, el acusado fue expulsado de la vivienda por Roberto Brugos, ha continuado el relato de Fiscalía, que ha subrayado que el agresor procedió a continuación a pinchar las ruedas de los vehículos que se encontraban en la casa, y volvió de nuevo a la vivienda.
En ese instantes, ha advertido de que los moradores, los cuales se encontraban en situación de “indefensión al verse sorprendidos“, ya no contaban con que el procesado retornase al domicilio en el que reiteró las agresiones pese a que Silvia le imploró compasión.
La Fiscalía entiende que actuó de forma “atroz” por la manera en la que cometió el crimen, y por ello reclama penas de 73 años por dos delitos de asesinato, uno consumado en la persona de Jorge Marqués y otro en tentativa en el supuesto de Silvia Brugos, y tres homicidios, dos consumados -Manuel Ángel y Roberto Brugos- y tentativa en uno -Isabel Rodríguez-.
El abogado de la acusación particular, José Joaquín García, ha solicitado penas que totalizan 111 años para el acusado de lo que ha dicho “más que de un crimen impulsivo es un exterminio”.
A la petición de condena de 25 años por las muertes de Jorge Marqués y Roberto Brugos y de 20 años en el caso de Manuel Ángel- que no contempla ensañamiento-, ha sumado 19 años de pena por asesinato frustrado en cada caso por Silvia Brugos y su madre.Además ha reclamado otros tres años por allanamiento de morada.

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El letrado encargado de la defensa del acusado, Javier Ordoñez, ha pedido eximente completa o subsidiariamente incompleta por miedo insuperable del procesado, del que ha dicho que ha actuado en legítima defensa y sufre trastorno límite de la personalidad.
La Abogacía del Estado ha solicitado condena por delito de atentado contra los agentes de la Guardia Civil contra los que el acusado arremetió en su huida del lugar del crimen, a los que “quería atacar” y “se libraron por sus reflejos”.
José Manuel Álvarez ha aprovechado la última palabra concedida por el juez para reclamar “más igualdad” después de que a él, ha dicho, le “quitaran de ser padre“. Su actitud calificada como “desafiante”, levantó múltiples expresiones de rechazo, especialmente entre los directamente afectados.
Sin inmutarse lo más mínimo señaló:
“Sufrí chantaje emocional, maltrato psicológico y me estafaron”, ha sostenido el procesado, que ante la indignación mostrada con discreción por algunos de los familiares de las víctimas presentes en la sala, ha concluido: “A Silvia y su madre, que Dios les perdone por el daño que han hecho”.

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R. Mera

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