CANGAS DEL NARCEA.- Entre los cien mejores de España un restaurante cangués: El Bar Blanco

 

Enrique, Engracia y Pepín
Enrique, Engracia y Pepín

Pues sí. La verdad es que hay períodos en que es difícil encontrar una buena noticia que traer hasta esta página. Otras veces la encuentras y la incorporas con especial entusiasmo y cariño. De alguna forma compensan con creces a la cantidad de ellas que nos traen unos y otros con su hacer, no hacer, o agarradiellas.

Y hoy esta noticia la protagoniza el Bar Blanco, si, el de siempre, el de la Calle Mayor.

En un estudio realizado por un nutrido grupo de periodistas gastronómico, el Bar Blanco, el nuestro, el de Cangas, aparece clasificado en octavo lugar  dentro de la categoría de “Bistros, Casas de Comida y Tabernas”. El octavo de toda España donde hay unos 350.000.  Solo en Asturias hay 8.318 registrados. Yo creo que sin más elucubraciones, permisos, conciliábulos ni zarandajas, Abundio debe salir como un tiro y darle un buen repique al campanón de la basílica. Exactamente igual que si fuese el Carmen o el Corpus.

Y aunque a los de casa y a muchísimos asturianos no es necesario explicarnos ni explicarles absolutamente nada de lo que el Blanco es y significa en Cangas y en Asturias sí podemos recordar al resto que alcanzó el premio al primer pincho asturiano en el año 2011 y quedó tercero en la edición nacional del 2010 y segundo en la del 2012. Reseñemos también que subió al podio de los vencedores en otras tres ocasiones en el concurso regional.

El Bar Blanco es toda una institución en Cangas del Narcea y ha sido testigo de múltiples acontecimientos de de todo tipo a lo largo de su historia incluso durante los muchos años en que su rótulo rezaba “Bar Pepe”.

El que esto escribe, con algunos otros amigos, ha sido desde siempre devoto fiel de esta casa y colega de cierre durante los años en que la misma ejerció como eficiente camarero nocturno mi colega de magisterio Enrique. Tiempo habrá de contar algunas de las muchas “trastadas” de todo tipo que allí se vivieron, desde una exhibición de pantorrillas con erótica subida de pantalones efectuada por Jose Avello subido en una mesa, hasta la interpretación de un tango o el recital de poesías de Miguel Hernández de Emilio Morocho encaramado en otra. Eso amén de “los contubernios políticos y económicos” que decía aquel general de la época.

Pepín y su hermano Enrique han sabido adecuar el restaurante a los tiempos sin dejar por ello que perdiera un ápice de su verdadera esencia. “Bar Blanco, la tradición” rezaba un eslogan que preparamos para el programa de las fiestas del Carmen allá por los ochenta. Pues sigue totalmente en vigor.

Al toque del hoy de los hermanos pone contrapunto su madre, Engracia, verdadera experta en la cocina de siempre y guardiana de los sabores del ayer y el manejo de las cacerolas a fuego lento. Entre todos han dado al Blanco el toque que hoy le define y del que todo los cangueses nos sentimos especialmente orgullosos.

Hace unos días preguntaba:

-Engracia ¿Cuándo te jubilas?

– ¡Ay Mera!, yo no sé que es eso de jubilarse, hay siempre mucho que hacer

 ¡Ah!  Y seguirán llegando premios.

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R. Mera

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