CANGAS DEL NARCEA.- A santo perdido, santo encontrado

El pasado sábado, día 14, Curriellos cambió un San Adriano por un Santiago apóstol

 

Julio con el santo
Julio con el santo

Sí, ya se que el dicho señala… “a rey muerto, rey puesto” pero permítaseme la licencia.

En el año 2003, los cacos decidieron llevarse al santo que presidía la iglesia del pueblo de Curriellos y al que los vecinos veneraban con devoción. No se crea que fueron especiales motivos de fé los que llevaron a los cacos a cargar con Santo Adriano, pero el caso es que desapareció. Posteriormente descubrirían  que el santo al que veneraban era uno distinto del que creían.  Con Adriano marcharon también Santa Bárbara y San Roque, aunque el que más sintieron los vecinos fue precisamente Santo Adriano que luego resultó no era tal.

El robo causó gran conmoción en el pueblo, pero no estupor, porque ya habían sido avisados varias veces de que era mejor que guardasen a buen recaudo esa imagen porque era muy valiosa. Vamos a seguir en nuestro relato la narración efectuada por Pepe Rodríguez en La Nueva España.

 Pensaban los vecinos que la imagen que especialmente veneraban era de Santo Adriano pero una investigación de las capillas de Cangas, realizada por José María González, profesor del instituto de secundaria y gran amante de la historia  medieval de las imágenes y capillas del concejo reveló que, por las trazas medievales de la talla, la hipótesis más plausible es que se tratara del apóstol Santiago “el menor.

Explica González que en Corias existió una escuela de este tipo de arte desde muy antiguo, por lo que son innumerables las tallas repartidas por el concejo. En no pocos casos, los nombres que acaban adquiriendo en el acervo popular distan mucho de su origen. De hecho, la talla de Curriellos resultaba ser más antigua que la propia existencia de Santo Adriano.

Luis en Curriellos
Luis en Curriellos

Pasado el tiempo, un vecino de Curriellos,  Luis Collar, de casa María, quiso remediar esta situación y volver a poner a Santo Adriano en la capilla de su pueblo. Contactó con Tito Casado, y éste a su vez con José María González, para ver si de sus estudios tenían alguna foto de la vieja talla para poder replicarla. Y, efectivamente, la tenían. De esta forma llegó la foto a Julio Chacón para que recreara la talla de Santo Adriano, ya siendo conocido que se trataba del apóstol Santiago el menor. Luis insistió e insistió hasta que logró convencer a Julio de que pusiese manos a la obra ya que yo sabía “que al pueblo le iba a gustar”.

 Julio, ya jubilado, trabajó toda la vida en la construcción, pero es la artesanía de la madera la que, cuenta, le ha salvado la vida”. Julio tuvo una enfermedad, que le jubiló, y de la que salió, como le dijeron a la cara, “que no vas a valer nada más que para pegar sellos”. Se refugió en el trabajo de la madera  y “fue mi salvación ya que me llevó a recuperarme más que ninguna otra cosa”.

Dice Julio que fue Luis el que se empeñó tanto en que tenía que hacer la talla que no le quedó más remedio que decir que sí. “Y eso que de la foto poco se podía sacar. Quería un santo aunque fuera feo, decía, pero no lo es, es por la foto”, apunta Chacón.

Achaques y alguna que otra enfermedad, “me las pillo todas”, señalaba Julio con humor, hizo que el final de la imagen del apóstol Santiago “el menor”, se retratasase. Y así las cosas el pasado sábado, día 14 de junio, aprovechando la fiesta grande de Curriellos, la nueva talla fue bendecida  y colocada en la capilla del pueblo.

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R. Mera

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