BERZOCANA.- Diez momentos de luz y sombras en el templo

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 1.- El sol quiso unirse a la solemnidad del momento. Año Santo en Berzocana. La iglesia se vistió sus mejores galas de catedral y los berzocaniegos sus mejores modales  hospitalarios y de cariño hacia los que llegaban. Maneras de perfectos anfitriones y orgullo de su pasado y presente.

Los rayos del sol se colaban por los cristales ya sin colores de los ventanales laterales añadiendo unas gotas más de luz y calidez a la solemnidad religiosa.

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 2.- Mirillas estrechas y escondidas juegan contraponiendo su blanco de cal a la solemnidad del granito. En el último recodo de las escaleras que llevan al coro, la columna queda suspendida en el aire mientras la luz se diluye en sombras buscando el techo.

 3 3.- Siguiendo al divino Morales hemos llevado el tenebrismo a nuestra iglesia. Desde el oeste, el rosetón filtra la luz en busca del altar de los Santos mientras juega con la columnata del coro y la ventana aporta su contraste a los amarilleantes reflejos de la luz artificial. Los fieles siguen devotos el oficio religioso. 4 4.- Se escapan las notas del órgano entre la columnata de la barandilla del coro. En la calle, el termómetro asciende entre calores agosteños. La luz se cuela entre el fresco de la iglesia en busca de una siesta en el silencio. 5 5.- Ingrávido en el claro oscuro, el silencio del órgano evoca acordes festivos perdidos en el tiempo y en el recuerdo de las manos que lo acariciaron y esparcieron sus acordes en el templo. Sus sones laten aún en los corazones del exilio berzocaniego. 6 6.- Penumbra, soledad, silencio… El arca ha quedado encerrada en su caja de mármol esperando nuevos agostos. Un haz de luz, entrando desde el oeste,  señala el lugar más importante de Berzocana con precisión. ¡Ahí están!, indica.

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7.-En primer plano, el atril vacío rememora cantos de vísperas y volúmenes de piel de becerro perdidos o malvendidos. Las piedras, apretadas, tejen su tela de araña sujetando la bóveda. Dos puntos de luz en las ventanas evocan los colores perdidos de sus cristaleras. Olvidos del tiempo y la desidia.

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8.- Luce en alto la arquería en todo su esplendor. Milagro de artesanos y arquitectos capaces de tejer, en un ayer sin máquinas, un mundo de piedra y fantasía capaz de sobrevolar sobre el vacío de un espacio dibujado con rayos del sol.

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9.- Está cerrando la tarde. Ha terminado el ramo y los fieles aguardan el acto religioso final. Agosto agota sus días vacacionales y los berzocaniegos sus últimos cantos de loa a su Santos. Todo parece atrapado en el objetivo del tiempo. La quietud del templo preludia la del alma.

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10.-Juegan los arcos al escondite bajo la atenta mirada del rosetón que dirige luces a los rincones de sombra de los capiteles. Los reflejos eléctricos alargan las columnas en semitinieblas zurbaranescas. Las cabezas de los fieles se entremezclan en perfiles brumosos o de luz atentas al presbiterio. Todo respira solemnidad. Un rayo de sol ilumina la nave central. Se clausuraba el Año Jubilar Berzocaniego.

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R. Mera

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