Año nuevo, vida igual, y las levitaciones de la beata Meneses

Año nuevo, vida igual, y las levitaciones de la beata Meneses

Dicen que hay contaminación en Madrid. La verdad es que yo no me he enterado. A las nueve de la mañana, cuando el sol aún no había llegado a sus calles, las gentes se afanaban en llegar a sus lugares de trabajo. Las conversaciones que de unos y otros te llegaban a retazos entrecortados no tenían nada que ver con los temas con que los tertulianos de radio o televisión se empeñan en decirnos son lo que interesan al personal. Ni siquiera oí nada sobre la tan traída y llevada contaminación y las restricciones circulatorias. Las cafeterías muy animadas. El fútbol, el tiempo, la vuelta a clase de los niños, (y niñas, no sea el demonio) el trabajo… eran los temas normalitos de las conversaciones. En Moncloa, el follón de tráfico era monumental. A los cientos de autobuses de líneas regulares que allí se concentran se unieron los de los colegios y los que, por aquellos alrededores, parten hacia las distintas universidades y facultades.

Así pues, y exactamente igual que ocurría el pasado año, éste se inicia con las mismas preocupaciones y mecánicas del anterior, nada ha cambiado. Ya saben, año nuevo, vida lo mismo; pese a las buenas y regeneradoras intenciones con que muchos inician cada uno de ellos.

El caso es que quien esto firma, al igual que ocurrió a muchos berzocaniegos, llegamos ayer a la cama con bastante retraso por culpa del anuncio de que en el programa “El Cuarto Milenio”, de la Cuatro, se emitiría un reportaje sobre nuestra paisana la Beata Meneses, sus misticismos, sus levitaciones y sus posesiones más o menos diabólicas. Queríamos ver a nuestro pueblo en la tele.

Anunciado para las once y media, y antes de que levitase la Meneses, ya lo había hecho un montón de veces el tal Iker Jiménez poniéndonos de los nervios con sus constantes “increíble, esto e increíble” ante casos casi de andar por casa por mucho que él se afanara en mostrárnoslos como más que excepcionales y llenos de espíritus, fantasmas del más allá, seres extraños, sombras humanoides y otras elucubraciones seudocientíficas envueltas en el papel de celofán de una palabrería engolada y constates miradas de reojo a la cámara. Pasaban ya de largo las doce y media de la noche y la beata seguía sin aparecer. A través de las redes, lo berzocaniegos iban anunciando que aquello no había quien lo aguantase y que se iban retirando a dormir.

Ermita del Niño

Por fin, cerca de la una de la madrugada, el tal Iker da paso a Berzocana: cuatro planos lejanos del pueblo, unos encuadres del exterior de la iglesia, menso del interior, y unas recreaciones de lo que nos apuntaban debieron ser algunos momentos de la vida de la beata que colocaron, inexplicablemente, en escenarios que nada tenían que ver con Berzocana y ni tan siquiera con la comarca. Para más inri, hicieron ver que la tal beata había sido monja cuando fue seglar y, aunque renunciase a su herencia, vivió siempre en su pueblo.

Absolutamente nada nuevo de lo que ya se conocía salvo quizás para las nuevas generaciones de la emigración que puede no hubiesen oído nada al respecto. A mí solo me hizo recodar algo que ya tenía completamente olvidado, la procesión del Niño Jesús, en la que predominaban los niños, que desde su ermita, en la que fue solar de la casa de la Meneses, y por estas fechas, se acercaba a la iglesia.

Los que se fueron a la cama no se perdieron nada destacable y los que nos quedamos pues perdimos esas horas de sueño. Ni fu ni fa.

 

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R. Mera

3 comentarios en «Año nuevo, vida igual, y las levitaciones de la beata Meneses»

  1. Pues yo disgredo totalmente con este bloguero, Mera. Estoy leyendo esto gracias al programa y el relato de Iker, estaba deseando visitarlo y ver la hermit y el entorno de tal historia interesante. Tras leer esto, se me han quitado las ganas. Me ha recordado, la mala leche, negatividad, el siempre estar insatisfechos, quejándose y no viendo mas alla, como por desgracia, muchos de nuestros pueblos en España. Me parece descortés y desagradecido por parte de este escritor, la manera que juzga y se dirige a el programa y el estilo de Iker, que por algo es que lleva triunfando y culturizando, SI CULTURIZANDO, además de entretenernos a muchos españoles en España y en el exilio durante décadas. Si la gente se iba yendo a la cama es porque son ya mayores o por falta de interés, (la curiosidad y la cultura no se pueden forzar) y si no mostro mas del pueblo, es porque el programa no es un rincón publicitario para el ayuntamiento, sino un programa de temas paranormales y sobre natural. Ya mostro lo suficiente para estimular mi interés, el cual ahora me cuesta mantener. Gracias

    1. ¿Cultu…qué??? La superchería, majaderías e inventos paranormales NUNCA se puede llamar cultura. La cultura es la literatura, el arte, la música pero no los “mundos paranormales” que se inventa el señor Íker Jiménez. Si quiere cultura, póngase la 2, donde SÍ hay programas culturales (hace bien poco uno sobre el Geoparque de las Villuercas/Íbores) y no mamarrachadass de “fantasmas”, ovnis y desvaríos varios del capitán de la nave del misterio(sic).

      Acepto lo de triunfando, por desgracia, pero claro, también triunfan Jorge Javier Vázquez y Javier Cárdenas…así que no es algo que se pueda apuntar en el currículum de méritos en la televisión de este país, cada vez más catastrófica y reemplazable (benditos netflix y hbo). Un personaje Íker Jiménez sobreactuado, pasado de revoluciones y que dista mucho de lo que es un buen entrevistador y “entretenedor” (Dios bendiga a Jimmy Fallon). Le recomiendo leer (sí, leer) el reportaje que no hace mucho dedicaron en la revista Papel al fenómeno Íker Jiménez (Fríker Jiménez para mucha gente).

      Así que no, NO ES CULTURA ni mucho menos lo del frenopático de Íker, seamos serios.

    2. No debe cultuizar mucho cuando pones ermita con “h” y no discrepas sino que “disgregas” y si, como escribes, estabas deseando visitar a Iker
      (…”estaba deseando ir a visitarlo”. El antecedente es Iker no el pueblo), pues puedes hacerlo, nosotros no ponemos objeción alguna.

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