CANGAS DEL NARCEA.- El concurso de cuentos de la Treito y uno de ellos

CANGAS DEL NARCEA.- El concurso de cuentos de la Treito y uno de ellos

No. No se nos había olvidado hacer referencia al concurso de cuentos que, años tras año, convoca la Librería Treito y al que vienen presentándose un promedio de trescientos jóvenes escritores de toda esta comarca.

El cierre del concurso es un día muy especial para todos. La Librería, en la Plaza de Asturias, se llena a rebosar y los micrófonos de Onda Cero lanzan al aire los cuentos ganadores en la voz de cada uno de sus autores.

Como presidente del Jurado que soy desde los inicios del concurso me toca, en compañía de la profesora de Literaturas del ÍES, Amalia, hacer un pequeño comentario a cada uno de ellos, Tarea un tanto difícil y complicada porque estoy convencido que nunca sabremos qué es en realidad lo que cada niño plasma cuando deja la impronta de sus ideas en el papel. Creemos que, por los mecanismos que sean, siempre nos sorprenden con una lección o moraleja derivada de las más extrañas aventura que imaginarse un adulto pueda, pero que para ellos es del más normal. Como allí dijimos, por el mero hecho de escribir todos merecía ser ganadores. Pero claro, el tiempo es limitado y leerlos todos en la radio es prácticamente imposible. Como difícil lo es publicarlo aquí. Les prometo que traeré alguno de ellos.

Tania con MAP

Les adelanto hoy “Hace muchos años…..”, de Tania Ramos García, de 10 años, alumna del C.P. de Rengos. Se premió este trabajo, fuera de los dos que a cada bloque de edad corresponden, por su defensa del vocabulario tradicional “que ya no conoce casi nadie, si acaso los viejos de los pueblos”.

Dice así:

“Hace muchos años en un pueblo llamado Gedrez recogían la hierba seca. En junio, por la mañana, los hombres y mozos del pueblo se levantaban temprano para afilar las guadañas e ir al prao a segar la hierba. Algunos tenían que ir con los hombre al prao con el forcao a arramar la hierba, eso era levantar la hierba un poco del suelo para que la diese el sol y el aire y, así se secaba antes.

Otras mujeres se quedaban en casa preparando la comida para llevársela a la gente que estaba trabajando en el prao, Al día siguiente todos volvían para darle vuelta a la hierba para que secara la parte de abajo. Cuando la hierba estaba totalmente seca la enfacinaban. Un hombre ponía un palo grande y alto clavado en el suelo, las mujeres engazaban la hierba alrededor del palo para que los hombres fueran poniéndola lo más pegada al palo posible. Cada vez el montón de hierba iba siendo más alto por eso un mozo se tenía que subir encima para ir colocándola. Los mozos desde el suelo iban pasándole más hierba. Al final que daba como una montaña de hierba. Ya estaba lista para llevar a las casas. Cuando llegaban a casa xuncían las vacas enganchándolas al carro. Un mozo se subía al carro y otro dirigía el carro con las vacas xuncidas. Cuando llegaban al prao se cargaba el carro de hierba para llevarla al parreiro.

Gedrez

Cuando acabañan de recoger toda la hierba que tenían y en el último carro que recogían ponían una rama de un árbol clavada en la hierba del carro, eso quería decir que hacían el ramo. Lo hacían para que la gente de pueblo supieran que ya habían acabado la hierba, que toda estaba recogida.

Hoy ya no se trabaja así, hay máquinas, los niños so sabemos los nombres de las herramientas ni conocemos estos trabajos, se está perdiendo la tradición. Ya casi no queda nadie en los pueblos, si acaso solo viejos.”

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R. Mera

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