BERZOCANA.- Los quintos de 1952 llegan a la jubilación

BERZOCANA.- Los quintos de 1952 llegan a la jubilación

1.952 fue un año bisiesto que comenzó en martes según el calendario gregoriano. Y en Berzocana, al menos trajo buena cosecha, aunque allá por aquellos años se comenzaba a salir de los denominados del hambre, y aun cuando ésta no había desaparecido del todo si pone fin este año a la depresión de los cuarenta recuperándose en 1951 y 1952 los índices del PIB y PIB per cápita, respectivamente, de 1935. No obstante, la recuperación de los niveles de bienestar fue más tardía, como consecuencia de la apuesta del Régimen por la industria pesada, a costa del abandono de  la agricultura y las industrias de consumo.

Pues ahora, sesenta y cinco años después, llegada ya (más o menos) la edad de jubilación, aquello bebés del 52 decidieron celebrarlo por todo lo alto. Debidamente ataviados para la ocasión se lanzaron a la calle y con toro y música no dudaron en posar para la posteridad a la puerta de la iglesia. Y, como los tiempos han cambiado muchísimo, no solo participaron los quintos, sino también las quintas que, si me apuras, eran más.

Recordar para los más curiosos que, amén de Francisco Franco Bahamonde, Jefe del Estado, mandaban entonces: el almirante Luis Carrero Blanco, ministro de la Presidencia; el general Eduardo González-Gallarza, ministro del Aire; Rafael Cavestani, de Agricultura;  Alberto Martín-Artajo, de Exteriores; Manuel Arburúa, de Comercio; Ruiz Giménez, de Educación; el teniente general Martín Muñoz Grandes, del Ejercito; Blas Pérez González, de Gobernación; Francisco Gómez de Llano, de Hacienda; Joaquín Planell Riera (militar) de Industria; Gabriel Arias Salgado, de Información y Turismo, Antonio Iturmendi, de Justicia y el almirante Salvador Moreno de Marina; siendo el del Trabajo José Antonio Girón de Velasco y el Secretario General del Movimiento Raimundo Fernández Cuesta

Algunos ministros, como Cavestany, Arburúa y Gómez de Llano, más o menos críticos con la política autárquica existente, eran partidarios de introducir reformas de signo liberalizador. Los españoles, víctimas de tantas penalidades, empezaron a manifestar abiertamente su malestar, desencadenándose las primeras huelgas y protestas. También comenzaron a expresarse opiniones, dentro del propio Régimen, favorables a un cambio de rumbo.

Pero los cambios vinieron impulsados, fundamentalmente, desde el exterior, desde Estados Unidos, la gran potencia dominante en el mundo occidental. El estallido de la guerra fría, la caída de China en manos del Partido Comunista, la fabricación de la bomba atómica por la URSS y la guerra de Corea impulsaron el proceso de acercamiento hacia España. La ayuda americana, vital para el Régimen, tuvo, sin embargo, limitaciones cuantitativas y cualitativas; fue condicionada; exigió importantes contrapartidas y se mantuvo en un ámbito estrictamente bilateral.

Todo esto les traía al pairo a los quintos que, como es de razón, no se acuerdan absolutamente de nada e incluso, me temo, siguen en la misma línea. Lo que sí hicieron, a más no poder, fue comer, beber, cantar, recordar anécdotas y sucedidos e incluso acordarse de los que faltaban.

¡Se me olvidaba!. Inés Mera, mi madre, a la que los quintos, conocedores de sus aficiones taurinas, tuvieron la deferencia de acercarla el toro hasta su puerta y  al decirla que eran los quintos del 52…

-¡Huyy! pues yo soy de la misma quinta, así que me voy con vosotros

-Pero tía, que son del 52, le dijo la Sole

-Pues que pena, total tampoco es tanto, yo soy del 22.

Y entre cánticos y música los quintos se alejaron riendo.

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R. Mera

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