CANGAS DEL NARCEA.- Los osos acuden al pienso de Avelino Álvarez

CANGAS DEL NARCEA.- Los osos acuden al pienso de Avelino Álvarez

El ganadero cangués, Avelino Álvarez Batista, que tiene una finca en un monte de Villar de Santiago, en la provincia de León lindando con Asturias, no necesita salir al camino monte arriba, como ha hecho este escribidor este verano, para ver al oso, o al menos su rastro, A Avelino le visitan los osos en su propia casa

Los plantígrados, según denuncia, se acercan cada vez más al pueblo y a las fincas donde pasta el ganado. Vienen directamente a por el pienso del ganado y no es esta la primera vez que los veo por aquí. Los animales, cuenta el ganadero, se habrían comido varios sacos de pienso en los últimos días lo que le indigna profundamente y recuerda que en 2016, perdió dos terneros por el ataque del oso. A la incertidumbre de que los plantígrados puedan atacar de nuevo su ganado, se suman las pérdidas originadas por el pienso que se comen los osos.

El ganadero es de Bergame, en Cangas del Narcea. Cuenta con 80 vacas y 40 crías solo en este monte de León. Esta situación le lleva a firmar con rotundidad que “está claro que las administraciones tienen que tomar medidas y ya estamos cansados de lidiar con esta realidad. Cada vez son menos los profesionales que optan por denunciar ante las administraciones los ataques que sufren sus animales. Se tarda mucho en cobrar la indemnización. A mí aún no me pagaron los dos terneros que me mataron el año pasado. Por eso, nos vemos obligados a recurrir al seguro y ello lleva a que los ataques de fauna salvaje que figuran en las estadísticas oficiales no reflejan estos casos”.

Asegura que cada vez está más claro que los osos “no tienen miedo a nada” y se muestra preocupado por los daños a la población. “Las alimañas no le tienen miedo a nada y cualquier día puede haber una desgracia. Por la zona, se han visto varios osos adultos, así como osas acompañadas de sus respectivos esbardos. No hace mucho que una niña andaba por el pueblo cuando se encontró una osa que iba con sus crías. Estuvo dos días sin hablar del susto que se llevó”, recuerda más que preocupado.

 

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R. Mera

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