CANGAS DEL NARCEA.- Sinopsis santisera

Fotos: R. MERA

De nuevo volví a Santiso. Y de nuevo el santo volvió a quedar en casa y se procesión al obispo sin nombre que sustituye a aquel sin que nadie haya sabido explicar ni el cómo ni el porqué, ni tan siquiera el desde cuándo. Sea ello lo que sea, el caso es que los santiseros (creemos el gentilicio) siguen tan tranquilos con su costumbre sin que el tal cambio venga a suponerles trastorno alguno ni en lo religiosos ni en lo civil.

Pregonó los actos Miguel Onda Cero, hombre ligado también a la cultura del vino, por nacimiento y por devoción, desde sus travesuras por las viñas de Obanca hasta la degustación de sus primeros vinos. Y ofrecido está desde entonces a esta festividad. Ofrecimiento que ahora se refuerza con su nombramiento de pregonero y del que Miguel se mostró muy satisfecho. Y sonriente recibió el cachu que como tal lo acredita prometiendo cumplir con su ofrecimiento mientras las fuerzas le acompañen o algún imprevisto venga a jorobar el buen correr de los tiempos y las festividades.

Cambios hubo y seguirá habiendo. Cada vez son más los asistentes que prefieren seguir los actos de forma indirecta. Me explico: agarran el teléfono móvil, le dan al botoncito correspondiente y, a partir de ese momento, todo lo que ocurre queda tamizado por la dichosa pantalla, desde los cofrades del vino a la procesión pasando por los gaiteros o el pregón, sin olvidar a unos y otros romeros sean o no conocidos. Parece ser que las cosas se ven mejor indirectamente, con el móvil, que directamente cada uno con sus ojos.

Y acuden los cofrades felices a su cita plagadas sus capas de medallas y conmemoraciones , vete a saber tú en qué batallas ganadas, pero a buen seguro se hallaban muy lejos de espadones y lanzas y más bien cerca de cucharones y tenedores con platos repletos de contundentes viandas convenientemente regados tanto con los vinos que pregonan y aseguran defender como de todos aquellos otros que por su cargo han de conocer para el buen regir de la Cofradía y de la ecuanimidad de sus opiniones que, y de ello soy testigo, en casi un cien por cien de los casos coinciden con un rotundo ¡buenísimo¡

Y siguiendo la tradición no escrita acudimos a saludar a Xuaco Hisve. Y a discutir sobre sus vinos, los del vecino, y cualesquiera que a tiro se pusiesen. ¡De vinos nos iban a hablar a nosotros!. Hay dos cosas en lo que los cangueses dicen ser y demostrar ser expertos: en coches y vinos. Y como costumbre vienen siendo, José María discutió y negó a Xuaco todo lo negable, e incluso lo innegable, en cuanto a calidades, elaboraciones, embotellados, trasegados o vendimiados. Y también como siempre vinimos en coincidir en que sus vinos eran romanos, ello según el definir de José María que nunca nos aclaró muy bien en que consistía tal romanización. El caso es que probamos de unos y otros sin estar de acuerdo en ninguno, y pinchamos de todo, estando en absoluto acuerdo en todo, y en que Celia es una artista, sobre todo con los callos. Pues pese a toda la controversia quedamos emplazados para el próximo año

Y de acá para allá, y de allá para acá, van surgiendo cofrades del buen beber, que más seguidores del decir del arcipreste de Hita que de San Tiso, prueban, saborean, comparan, discuten y, de vez en cuando, acuerdan en dar su visto bueno a un determinado caldo, aunque lo más normal es que la división de opiniones sea la norma común en catas y pruebas.

Y se agrupa el paisanaje en corrillos para analizar y discernir sobre todo lo humano y divino que se tercie; eso sí, con el correspondiente vaso en la mano como cumple a la fecha y festividad. Y Rodri puntualiza que entre los caldos cangues y los de Ibias, diferencias hay, aunque la gran mayoría del paisanaje no sepan apreciarlas y, menos aún, diferenciarlas, algo, dice, reservado a paladares acostumbrados a saborear los distintos caldos con paciencia y atención a uno y otro lado de la raya que separa ambos concejos. Y va aún más allá, pues incluso, afirma muy serio, distingue a los de Grandas de Salime. Fernando lo duda y Gonzalo mira para otro lado displicente. Cosas de Santiso.

 

 

Y como el futuro se prepara trabajando el presente, el abuelo Juan decidió con buen criterio que era el momento de que Mateo comenzase a familiarizarse con la festividad del mártir devenido en patrón de viticultores, vendimiadores y consumidores, ya que a ello se ve obligado al haber nacido en tal fecha para gran regocijo de sus abuelos maternos muy devotos seguidores ellos del santo desde su más tierna infancia pues, no en vano, corrieron y jugaron por las calles del vinatero barrio

 

 

 

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R. Mera

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