CANGAS DEL NARCEA.- Mi cena con “los juveniles” de La Forca

Este año cené con “los juveniles” de la peña La Forca”. Fue en la noche del 21, víspera de la patrona de la villa, noche en la que los fuegos y la pólvora dura y pura también encuentran su especial hueco. ¡Ah!, y La Forca solo llega hasta los juveniles, nunca pasa más allá

Y allá que nos dirigimos tras el preceptivo paseo por algunos de los bares del núcleo central de la villa haciendo el especial homenaje que se merecen a los vinos de la comarca. Bueno, yo, fiel a mi costumbre y estilo, seguí cerveceando y aguantando el tipo ante el ritmo vivo que imprimían al paseo previo a la cena aquellos condenados juveniles de La Forca.

Sépase antes de continuar con el relato de lo acontecido que la tal comitiva estaba formada por Manolo Pereda y su hermano José Antonio; Guillermo, Marentes, Manolo Cosmen, Manolo Castil, el ingeniero José Ramón, Antonio Murias, Joaquín Soliso, Paco Flórez, Dionisio Molín y quien esto escribe.

Tras partida visita al Sotero, ya que unos pararon y otros no, cruzamos el puente de Ambasaguas y nos dirigimos, en rincones plenos de recuerdos de una infancia y juventud ya difuminada entre improntas de ayeres, hacia el camino de Llamas lugar de tiro y fartura a la ya citada peña asignado. Me dió la impresión que la mayoría de los peñistas caminaban por un Cangas que poco a poco se diluye en la memoria del tiempo ido en lugar de por las calles y ambiente actuales.

-Mira, aquí es donde…

-Te acuerdas de la casa que tenía ahí…..

-¡Anda que no cogí yo varas a esta lado del río

Y así llegamos hasta la ermita y enfilamos el camino.

El servicio de cocina, llegado desde el Acebo, funcionaba ya a todo gas a la espera de los comensales que no tardaron en colocarse cada uno donde mejor le vino y comenzar las libaciones con espíritu emprendedor y guerrillero.

Aunque yo no pertenezco a la peña y estaba allí como especial invitado, ello no fue óbice para que Paco Flórez tomase la palabra para anunciar que lo mejor era iniciar en ese momento la reunión que a la fecha correspondía y “tratar lo que había que tratar para que al final no se complicasen las cosas”. Curioso a fé que abriese la sesión el secretario y no el presidente como en estos casos procede.

Fue una reunión de lo más curiosa y sorprendente.

-Punto 1. Propongo adecentar el entorno y la placa que hay en la carretera a Castil, que es la primera que se hizo en el concejo, y en la que se recuerda a su mecenas, Marentes. Se aprueba por unanimidad ¿no?.

-Vale, vale.

El personal se había lanzado ya sobre la empanda (riquísima) y no estaba para muchos análisis. El presidente, dejaba hacer al secretario pese a la puyas que de vez en cuando recibía de alguno de los peñistas

-Punto 2. Propongo preparar una base decente para el monumento al cacho y el vino del Parque que está ……

-¡Aprobado por unanimidad!, dijo el presidente levantado el brazo. Los demás seguían con la empanada

-Decía que está muy mal instalada y merece nuestro apoyo…pero ya veo yo quee….

-¡También se aprueba por unanimidad!, volvió a la carga Marentes levantando el bazo.

-Pero queréis atender…,se esforzaba Paco intentando mantener una reunión seria y protocolaria sin conseguirlo

-¿Hay cuartos?, preguntó Manolo Pereda desde una esquina

-Cuartos hay abondo, contestó Dionisio desde la otra actuando en su calidad de tesorero.

-Pues entonces todo aprobado por unanimidad

Esta intervención motivó que se organizase una pequeña discusión sobre si Dionisio debería estar en la peña juvenil o no. Alguno argumentaba que dada su edad, menos de setenta años, debería estar en la infantil y por lo tanto no podía opinar. Todo ello dio lugar a una animada discusión sobre la mayor o menor juventud de cada uno de los presentes

Comprenderá el lector que el pitorreo y las risas reinaron en la misma dado que el resto de “los juveniles”, éramos todos mayores de setenta y tres años siendo precisamente los dos que teníamos esa edad los más jóvenes.

Pasados al potaje de frejoles, de una suavidad y cocción perfecta, Paco se esforzaba en terminar la reunión sin mucho éxito. Me llamó la atención que no se háblese de pólvora, sino de actuaciones de carácter lúdico o social que tenía que atender la peña dado que no se hacía desde otras instancias. Y en esa línea me informaron de otras acciones que ya habían desarrollado en el concejo y que el exponerlas aquí alargaría demasiado el artículo.

-Falta decidir donde hacemos la cena de la Constitución. El año pasado fue en Madrid

-Paco seguía impertérrito con el orden del día

-En San Sebastián… y con la bandera de España, sugirió el presidente

-Y desde algún lugar surgió una voz_

-Y de postre un camión de …..

(Me permitirá aquí el lector que no termine la frase en consideración al decoro y el bien decir que a nuestra provecta edad corresponde)

-¡Aprobado por unanimidad!

Y en estas estábamos cuando una gran bandeja de truchas hizo acto de presencia en la mesa entre la algarabía y el alboroto de los comensales que, bajo el pretexto de que no se enfriasen, se lanzaron sobre ellas cual espada en mano hizo don Quijote sobre los pellejos de vino en la posada. En este caso ni siquiera hicieron falta los tenedores.

-¿Qué le pasa a Guzmán que no vino?

-Está algo pachucho, debe de ser cosas de la edad, aclaró el presidente. Y es que Guzmán “el de la Puerta del Sol”, es uno de la granes animadores de la cena con su especial decir, su hacer y su gran sentido del humor. Un cangués de los pies a la cabeza, dijo alguien.

Y se preguntó por unos y otros, y se dieron explicaciones sobre la salud, las enfermedades y los tratamientos.

-Eso debe ser cosa de la edad y el crecimiento, le dije a José Antonio Pereda que se sentaba a mi lado y que soltó una gran risotada que estuvo a punto de lanzar al Luiña la trucha que en ese momento se llevaba a la boca.

En esas que el presidente alza su copa de vino y propone un brindis

-Quiero que brindemos por Valito. Está en Cangas ya recuperado de su operación pero aún convaleciente y por eso no puede estar aquí.

Nos disponíamos a chocar las copas cuando…

-Mecagoen……

Marentes retiró su copa indignado y dirigiéndose a Murias y a mí nos increpó:

-¡Pero a quien puñetas se le ocurre brindar con agua!. Fuera de ahí esos vasos ahora mismo. ¡Vino, se brinda con vino!. ¡No te jode esta pareja!

Murias y yo tiramos el agua, llenamos nuestro vasos con vino y entonces, con la aquiescencia de Marentes, si se produjo el brindis.

-Por Valito. ¡Por Valito!

Y es que se acercaba el momento de los cánticos y era en éste cuando Valito adquiría especial protagonismo dirigiendo y encauzando los mismos dado que había estado en la Coral durante mucho tiempo y era también amante de las canciones de chigre, algo de lo cual fui testigo y actor activo en más de una ocasión precisamente en estas fechas.

-¿Café con gotas o sin gotas?

-Sin, sin, nos apresuramos a contestar Murias y yo.

-Sinn…? Alguien pidió coñac y apareció en la mesa una botella Lepanto a la que inmediatamente, y ante mi asombro, comenzaron a hacer los honores. Otros se decantaron por el güisqui

-Y yo creyendo que aún no tenían edad para beber…. deslicé guasón a los que tenía más ceca.

Un policía local se acercó amable hasta nosotros recordando que una vez que se realizase la tirada a mano habríamos de retirarnos hasta el Puente de Ambasaguas por el aquel de la seguridad, ya que teníamos las máquinas debajo, en el Prao del Molín.

Hubo algunas ligeras protestas, pero tras la tirada, salvo los dos que fueron a encender la máquina camino de Llamas arriba, fuimos hacia el camino del Cascarín en lugar de hacia el Puente ya que, terminados los fuegos, sería mejor bajar que subir, argumentamos y aceptó el guardia.

Se había iniciado la madrugada del día 22 cuando iniciamos la bajada camino de la Calle Mayor, lugar obligado de concentración, envueltos de nuevo en recuerdos y nostalgias. Y allí, en la terraza del Blanco, dejé pletóricos de ánimo a los juveniles de La Forca que, copa en mano, estaban dispuestos a esperar la llegada del nuevo día.

Me da la impresión de que no llegaron a tanto.

Gracias amigos y hasta el año que viene

 

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R. Mera

Un comentario en «CANGAS DEL NARCEA.- Mi cena con “los juveniles” de La Forca»

  1. Gracias a tí por el relato, deberíamos nombrate NOTARIO mayor de La Forca y, lo aceptes tambien por unanimedad.
    Teitero, muchas gracias por dar “fe” testimonio de lo acontecido.
    Un abrazo

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