NARCEA.- El Cristo de Puchanga

No ha muchas fechas especulamos en esta página sobre el posible origen de la festividad de San Floxu, en la Pescal, en el concejo de Cangas del Narcea.

Con ese motivo una joven de Larna nos preguntó qué si sabíamos algo del Cristo de Puchanga que se celebra en Cibuyo. Nos pusimos manos a la obra, pero nada. En los diversos santorales consultados no aparece Cristo alguno con tal advocación. No nos rendimos y, mira tú por donde, nos topamos con una buena explicación firmada por Mario Gómez en su artículo “Rumbos de Rengos” en La Maniega n.º 26 de mayo-junio de 1.930

Dice así:

Y estamos en Cibuyo, que justifica su nombre griego procedente de Kibon, saco de provisiones, o latino, si proviene de cibum, ceba, dar de comer. Y efectivamente, es este un valle feraz, de amplias vegas y exuberantes huertos, de gran pradería, de casas grandes ricas y bien traídas. La que hoy se llama de D. Joaquín, que fue de los Álvarez de Sierra, es, me dicen, la más hacendada y acaso lo sea tanto la de Melchora. En la carretera hay casas de construcción moderna, bien ataviadas y algunas de tres pisos. Cibuyo, en esa barriada, tiene el aspecto de una moderna villa. Cibuyo fue pueblo señoril y dio a significados personajes del Concejo, uno de los que más figuraron fue D. Francisco Álvarez de Sierra, juez primero, noble de Cangas en el año 1770.

Hay en Cibuyo una ermita con un venerado Cristo, en la que se celebra una de las mayores romerías de este Concejo: hablo del Santo Cristo de Puchanca.

Faustino de Arvas derivaba esta voz de pollanca, lo que supongo un error y creo que debe traducirse por pozant-a, con el sufijo despectivo anca, cuyo origen desconoce Hanssen y que Fhilipon cree ligur Tal vez hiciese reacción a un gran charco que por los inviernos se formaba allí o al que se formase en el río, que, abarcando el cementerio, hace allí un rapidísimo zig-zág.

Es interesante; la iglesia parroquial de Cibuyo por su gran antigüedad: se asienta sobre las ruinas del monasterio de San Salvador, donado a la catedral de Oviedo en 921. Fue visitada por Jovellanos, Martínez Marina y Vigil. Jovellanos dice así en sus Diarios: “Trabajé en la piedra de Cibuyo : es de tres cuartas de ancho por dos de alto ; tiene unos renglones partidos por líneas dobles arados con cuchillo sobre la pizarra, de bella letra, pero hoy borrada en la mayor parte a fuer de lavaduras, que hicieron saltar escamas y desaparecer algunas letras. Después de grandísimo trabajo, pude leer muy claramente los tres primeros renglones, que contienen lo principal de la Memoria, y dicen : In nómini nostri Jesucristi consagratum esta… episcopo Gonoalvo tetiiplutn isfud in era C. C. III pos millesima nómina reliquiarum istus”.

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R. Mera

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