La gripe de 1918 en la comarca

La gripe de 1918, conocida como “la española” aunque tuvo su origen entre las tropas de Estados Unidos, fue la epidemia más grave de todas las que se sufrieron en el siglo XX, llegando a matar en 1918 en torno a 40 millones de personas en todo el mundo. Fue también conocida como “la enfermedad de moda· o “el dengue”. Con este nombre me la dio a conocer mi madre que nació en 1.922 cuando aún sus efectos se hallaban muy presentes.

A diferencia de otras cepas de la enfermedad, que tradicionalmente afecta con más intensidad a niños y ancianos o a grupos de edad comprendido entre los quince y los sesenta años con enfermedades crónicas, especialmente de tipo respiratorio exactamente igual que la de ahora, la de 1918 atacó con gran virulencia a jóvenes y adultos sanos provocando entre estos más víctimas que la misma guerra mundial.

Su llegada a España vino de la mano de los soldados portugueses desmovilizados tras la Primera Guerra Mundial y del medio millón de jornaleros españoles, especialmente andaluces y extremeños, que volvían a casa tras finalizar la campaña de la vendimia. El ferrocarril, principal medio de transporte utilizado por unos y otros para regresar a sus hogares, se convirtió en el principal medio de propagación de la enfermedad. Andalucía y Extremadura fueron las zonas más ampliamente afectadas.

Fíjense: Para el quinquenio 1916-1920 la media de fallecimientos fue de 26.800 mientras que para el año 1918 el número de muertes se incrementa hasta 38.132. Excluidas otras patologías, las principales causas de mortalidad derivadas de enfermedades infectocontagiosas en las poblaciones estudiadas eran la gastroenteritis y la enteritis, bronquitis y bronconeumonías, meningitis, tuberculosis, fiebres tifoideas, difteria y paludismo.

Y curiosamente comienzas las coincidencias de lo ocurrido entonces con lo de ahora. Estudios diversos de investigadores españoles señalan que algunas ciudades tuvieron que pedir ayuda al ejército para el trasporte de los ataúdes y se llegó a prohibir hasta el toque de campanas para evitar la desmoralización.

Y comentan los cronistas de la época: “La gente no salía ni a comprar”, “no se veía a nadie por las calles”; “los enfermos duraban muy poco tiempo”, “se cerraban las casas a cal y canto”… ¿Le suena?

No he encontrado datos directos sobre las defunciones en Berzocana, ni tan siquiera en la comarca, tan solo una referencia relativa a Cañamero en la que se señala que en el año 1918mueren alrededor de 200 cañameranos, principalmente niños, como consecuencia de la terrible epidemia de gripe. Y agrega el cronista “Con los dedos de una mano podían contarse veinte años más tarde los quintos de ese reemplazo”. 

Y esta es la situación que, en plena lógica, correspondería a Berzocana cuyo promedio de muertes, dada la población de ambas localidades en aquel entonces debió de ser parejo, como parejas fueron las circunstancias vividas por unos y otros.

Si sabemos que entre 1.910 y 1920 la población descendió en 136 habitantes, muy encima del promedio habitual en aquellos años. Como quiera no fue época de emigraciones, hay que convenir que la influencia de la gripe fue decisiva y acorde con las sí comprobada muertes habidas en Cañamero. En los años siguientes, la población crece ligeramente hasta el bajonazo que se inicia entre los cincuenta y los sesenta y que cae en picado en la década de los setenta como consecuencia de les emigraciones, primero a Alemania y Holanda y seguidamente a Madrid, Barcelona y Vizcaya.

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R. Mera

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