CANGAS.- Manifiesto para erradicar la violencia de género en el mundo rural

 Durante toda la semana la fachada del Ayuntamiento se teñirá de morado para conmemorar el 25N

 El Ayuntamiento de Cangas del Narcea, a través de la concejalía de la Mujer, ha decidido conmemorar el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia de Género leyendo un manifiesto de manera telemática. Para ello el Consistorio cangués ha editado un vídeo, que se publicará en las redes sociales hoy, 25 de noviembre, en el que han participado quince mujeres de diferentes puntos del concejo, bajo el lema: ‘Siempre hay con quién contar, no lo olvides’.

Las mujeres participantes en el vídeo pertenecen a la Asociación Cultural y de Mujeres ‘Peña el Rodabiel’ de Trasmonte, Asociación Cultural ‘Lo Nueso’, Asociación de Muyeres de Moal, Asociación de muyeres ‘Las Teixeras’ de Obal.lo,  Asociación Cultural y de Mujeres Aldonza de Corias, Asociación Cultura ‘El Arándano’ de Rengos, Asociación de Mujeres de Bruelles, Asociación de Mujeres Campesinas de Asturias, Asociaciacón de Mujeres ‘V. de las Veigas’ de Besullo, Asociación de Mujeres ‘Puchanca’ de Cibuyo y la Asociación Cultural y de Mujeres ‘Las Xanas’ de Gedrez. Además han intervenido María José Fernández García, asesora de la mujer de Cangas del Narcea; Carmen López, concejala de Salud Pública, Igualdad, Mujer y Derechos Sociales de Cangas del Narcea y Belén Fernández Rodríguez, agente de Igualdad de Cangas del Narcea. El vídeo, con una duración de poco más de seis minutos, está acompañado por una canción titulada ‘Música para el viaje del tiempo’ cuyo autor e intérprete es el profesor de la Escuela Municipal de Música de Cangas del Narcea, Óscar Rodríguez Riesco.

EL MANIFIESTO

“Siempre hay con quién contar, no lo olvides”

https://fb.watch/1ZNq-WsDrb/

 “Cada año, con motivo de la conmemoración del 25 de noviembre, día Internacional contra la violencia hacia las mujeres fijado por la Organización de Naciones Unidas con el objetivo de visibilizar todas las formas de abuso y violación de los derechos humanos de las mujeres que aún siguen existiendo en el mundo, nos preguntamos y reflexionamos acerca de lo logrado hasta el momento actual y cuáles son los retos por delante en los que es preciso incidir para poder avanzar.

En nuestro país, hace pocas semanas y con motivo del Día Internacional de la Mujer Rural, la Federación de Asociaciones de Mujeres Rurales hizo público un estudio por el cual concluía que las mujeres del entorno rural tenían especiales dificultades para salir de la violencia de género por disponer de menos recursos a su disposición.

El aislamiento, la lejanía, la soledad, la dispersión de recursos, una mayor dependencia económica son factores que hacen especialmente difícil esa ruptura con el vínculo nocivo.  El número de denuncias en la zona rural es significativamente menor. En municipios de mayor tamaño poblacional el porcentaje de mujeres que han verbalizado la violencia sufrida por sus parejas o exparejas, bien sea a través de una denuncia, bien sea sin ella pero acudiendo a solicitar ayuda es mayor.  El “qué dirán”, “conocerse” y pensar que una no será creída porque el agresor cuenta con buena imagen social son elementos que juegan a favor de ese estatus establecido y que hacen más difícil aún la ya complicada decisión de atreverse a romper la relación.

Además, en el entorno rural aún es muy habitual el modelo patriarcal, las creencias sexistas y discriminatorias de género, tanto en las familias de origen de las víctimas, como en las del agresor (un 47 % de las mujeres consideran a las familias de sus parejas o exparejas “machistas” y más del 80% de las mujeres entrevistadas hablan de la existencia de machismo generalizado en el mundo rural).

En este estudio se refleja que el tiempo medio de permanencia en estas relaciones en las que existe violencia de género es de algo más de 20 años debido a la situación de invisibilidad y ocultación de la violencia en el medio rural, a lo que se suman las coacciones y amenazas, el miedo de la víctima y el sentimiento de pérdida de competencia personal y autoestima de la misma. La inmensa mayoría de las mujeres que fueron entrevistadas tardó mucho tiempo en solicitar la ayuda y muchas ni siquiera llegaron a hacerlo.

No debemos olvidar que vivimos en un país en el que siete millones de mujeres viven en municipios de menos de 20.000 habitantes lo que justifica la necesidad de prestar especial atención a realizar estudios que permitan diagnosticar que la atención que estamos prestando a las mujeres que residen en estos territorios es la adecuada y eficaz para combatir la violencia machista.  Todos aquellos servicios públicos que de alguna manera entran en contacto con ellas han de estar debidamente formados y sensibilizados y ser suficientemente accesibles y cercanos, tanto los servicios sociales, como los sanitarios, policiales y los de atención a la mujer.

De esta manera la respuesta y atención que podemos prestar a las mujeres víctimas de violencia será la precisa para que puedan recibir el apoyo y acompañamiento necesarios que les permita transitar hacia una vida libre y autónoma.

Hemos de ser muy conscientes que la violencia que mayoritariamente se ejerce contra la mujer que vive en el medio rural es la psicológica, seguida de la física, la sexual, la económica y la vicaria (daño que se inflinge a los hijos e hijas con el fin de perjudicar a las madres). En muchos de los casos los datos indican que todas ellas se ejercen al mismo tiempo de forma simultánea, creando un clima irrespirable del que es prácticamente imposible salir si no se cuenta con un fuerte apoyo.

El contexto íntimo y familiar en el que se produce este tipo de maltrato, con viviendas unifamiliares lo hacen especialmente invisible.  Esto supone otra limitación más para las mujeres a la hora de pedir ayuda y recibir apoyo y también a veces una barrera para sentirse creídas por parte de personas cercanas o familiares.

La clave para avanzar en esta lucha pasa por la coordinación, la especialización y el acercamiento de los recursos de atención a las mujeres de la zona rural pero también requiere del compromiso personal y social, la implicación de las asociaciones de mujeres en el apoyo y sensibilización contra la violencia.

 Es por eso que este año 2020, tan duro por la necesidad de las restricciones de la movilidad y del distanciamiento social para hacer frente a la pandemia generada por la COVID 19 debemos apelar al apoyo de quienes tenemos más cerca, y esas personas son nuestros vecinos y vecinas, las pocas personas y profesionales con quienes nos podemos relacionar. Todos ellos cobran ahora especial importancia como hilo conductor al que acudir si se está sufriendo violencia de género.

No olvidemos que casi siempre para salir de dicha situación lo primero es tener a quien poderlo contar.

Seamos todos partícipes de ello, la sociedad en su conjunto y no dejemos un solo caso sin denunciar.

016. Teléfono contra el maltrato. 365 días al año. 24 horas al día.

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R. Mera

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