Al lobo, ni tocarlo ni gritarlo

Al lobo, ni tocarlo ni gritarlo

Hoy le voy a hablar del lobo. Sí si amigos, no se sorprendan. Y es que el lobo se ha convertido en estos días pasados, bueno y creo que lo sigue siendo, en protagonistas de crónicas, opiniones y controversias de unos y otros por mor de una nueva Ley que viene a decir que es intocable, que nada de cazarlo, ni de perseguirlo, ni siquiera de asustarlo, ya que al que tal hiciere pueden caerle encima todas las iras de Averno, de los animalistas, ecologistas, feministas, y cuántos “istas” puedan ocurrírsele, amén de los anatemas y condenas que les lloverán en la Redes de los  partidarios radicales y  sin medida del feminismo, el pensamiento único y lo políticamente correcto.

Y mucho me temo que si el cuento de `Caperucita roja¨ está a punto de ser prohibido por las feministas y colectivo de LGTBI, ahora recibirá la censura definitiva por denigrar al lobo, maltratarlo de palabra y de hecho y, lo nunca visto, matarlo. Y ¡cuidado!, diré también las lobas, no sea el demonio

Y es que el lobo, amigos, debe ser el protagonista ideal de los cuentos de los niños como lo es de las pelis de Walt Disney,

Y es que el lobo, amigos, debe ser el protagonista ideal de los cuentos de los niños como lo es de las pelis de Walt Disney, al menos de las que no se han ya descatalogado  por ésta o aquella causa que se estima denigrante en el pensar de los del pensamiento único y que va contra lo políticamente correcto. Y sepan los trogloditas y salvajes ganaderos, especialmente los del Norte de España, que piden un equilibrio, que el lobo es un ser bueno, sencillo, cariñoso, amigo del resto de animales, amante de los niños y que aúlla a la luna para amenizar las noches de los ecologistas y animalistas en sus cabañas de descanso.

Sépase que los pastores someten y explotan a las pobres vacas y ovejas sin tener en cuenta sus derechos democráticos, las traen de aquí para allá sin contar con sus intereses y necesidades, sometidas al heteropatriarcado de toros y carneros y permitiendo sean violadas por éstos, cuando no son los propios ganaderos los que las conducen a la violación. Pero al lobo, ni tocarlo, ni insultarlo, ni inventar mentiras sobre sus ataques al ganado; el lobo es patrimonio natural, de la biodiversidad y de la Naturaleza. Así lo han decretado la ministra Teresa Ribera y la Comisión Estatal para el Patrimonio Natural y de la Biodiversidad. El lobo debe campar a sus anchas “por su importancia como patrimonio cultural y científico, así como por los servicios ambientales que produce en los ecosistemas naturales”.¡ Toma candinga!. ¡Al lobo ni tocarlo!.

Son los ganaderos, sus cabañas, sus prados, sus perros, sus caballos sueltos en el monte, sus reses, su desmedido interés en querer seguir en sus pueblos… son ellos los que acorralan, empujan y obligan al lobo a defenderse atacando. Y dicen esas mentes preclaras que viven en las ciudades que si los ganaderos abandonan las comarcas protegidas como las del Suroccidente, el lobo terminará haciéndose vegano.

‘¡Manda carallo la cona!”, que diría el gallego.

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R. Mera

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