Del estar al cambiar y el desaparecer de las vendedoras de aldea

Del estar al cambiar y el desaparecer de las vendedoras de aldea

Escribía yo allá por julio del 1.998:

“Las vendedoras canguesas en la Oliva no son ya sino una estampa para el recuerdo. Postales del ayer que los jóvenes de hoy explicarán con nostalgia a sus nietos. Los improvisados tenderetes, las berzas de aldea sobre cajones de naranjas valencianas y las patatas y cebollas guardadas en bolsas de grandes superficies, no serán dentro de poco sino difusas nubes en el recuerdo global de un pueblo.

Si nuestros abuelos dijeron adiós a las vendedoras de aldea de la Plaza del Conde de Toreno, entonces del Mercado, hoy nos toca a nosotros cerrar el capítulo de la Oliva. La fría asepsia del nuevo Mercado de Abastos iguala en blancas baldosas a las fresas de Llano, las patatas de Larna, las berzas de Bimeda o las castañas de Sierra. Mas si los cangueses, y sobre todo las canguesas, añoran el parloteo matutino y el trajín de ventas junto a la basílica, las sufridas vendedoras han encontrado alivio a los fríos de enero y resguardo al lento caer de la lluvia que, allá pasado el mediodía, a la hora de recoger cestas, barreños y maniegas, había llegado ya al tuétano de los huesos y acrecentado el dolor que día a día provocaba el maldito reuma. Nos alegramos del cambio. Ahora, las zapatillas no se empaparán ni la compradora habrá de efectuar circenses equilibrios sujetando el paraguas y el monedero mientras intenta guardar en una ya usada bolsa de plástico un deslizante queso de Afuega´l pitu.

Ahora quizás el perejil de Corias habrá de llevar incorporado un distintivo de calidad controlada o denominación de origen.

Desde ahora, el delgado municipal de abastos velará por el buen orden de los puestos y la estricta distribución de metros asignados en cada licencia. Los servicios veterinarios quizá obliguen a la retirada del barreño de plástico y bolsas de segunda mano. Quizás también las berzas habrán de pasar algún estricto control señalado por la UE y el perejil de Corias habrá de llevar incorporado un distintivo de calidad controlada o denominación de origen.

Lo que sí es cierto es que ya nada volverá a ser como era en las mañanas de la Plaza de la Oliva. Puestos y paraguas se han plegado en Cangas del Narcea para dar la bienvenida al siglo XXI”.

La aventura del nuevo mercado duró poco

Hasta aquí lo escrito en aquel 1.998. Ahora habremos de contar a nuestros nietos que la aventura del nuevo mercado duró poco. Sin que se sepa exactamente por qué, las vendedoras se fueron retirando, las clientas dejaron de acudir al recinto y lo que había surgido como un avance se hundió para no volver a resurgir. Poco a poco se fueron retirando también los puestos fijos allí instalados y ahora es tan solo un espacio frio y totalmente infrautilizado. Quizás sea este el signo de los tiempos

.Comparte en tus redes sociales
Share on Facebook
Facebook
Tweet about this on Twitter
Twitter
Share on LinkedIn
Linkedin
Pin on Pinterest
Pinterest
Share on Tumblr
Tumblr

R. Mera

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.