Y el 14 San Roque, aproximación a una leyenda

Y el 14 San Roque, aproximación a una leyenda

Celebración de San Roque en Tineo

Son innumerables las capillas dedicadas a San Roque a lo largo y ancho de nuestro país, pero esencialmente en de las diversas rutas jacobeas.

 La imaginería religiosa nos representa al santo con la capa y el bordón de los caminantes a Santiago, pero el personaje al que canonizaron en 1584 no caminó hacia el sepulcro del apóstol, sino a Roma. La única referencia conocida a una posible peregrinación de Roque a Galicia se encuentra en una balada occitana que grabó en su día el grupo folk Malicorne. Cuentan que caminó desde Salas y, después de subir La Espina, pasó junto al antiguo hospital de La Pereda y la ermita del Cristo de los Afligidos para, siguiendo la costera de las sierras, llegar a Tineo.

Sí hicieron el Camino a Santiago dos viejas conocidas de Roque: la peste y la lepra. Malaterías y capillas dedicadas al santo peregrino parecen seguir idénticos pasos por las distintas vías jacobeas. Hubo lazaretos documentados en La Espina, Mirallo y Lendelapila, ya en Allande, a poca distancia de una actual capilla de San Roque.

Cuando la dama hubo desembarcado se inclinó ante Roque y sonriendo le reveló: “Yo soy la Peste y tú me has pasado”.

Se sitúa su nacimiento en la villa italiana de Voghera, en la Lombardía y su vínculo con Montpelier podría explicarse por haberse trasladado allí de joven para estudiar en sus famosas escuelas de medicina. Allí aprendió la ciencia de sanar, aunque antes de empezar a ejercer su oficio peregrinó a Roma. En el trayecto, dice la balada, se encontró con una dama muy hermosa a la orilla de un río. “Vengo huyendo de la peste que asola estas tierras y al otro lado aún no ha llegado. Mi única salvación sería poder cruzar el río si alguien me ayudase”, le dijo al viajero y éste, deslumbrado por su belleza, no dudó en atender su ruego. Cortó troncos de la ribera y construyó una balsa para llevar a la mujer al lugar que deseaba. Cuando la dama hubo desembarcado se inclinó ante Roque y sonriendo le reveló: “Yo soy la Peste y tú me has pasado”.

Procesión de San Roque en Tineo hace y aalgunos años

La balada cuenta también que el joven médico reanudó su camino a Roma con el propósito de arrepentirse allí de haber contribuido a extender la enfermedad por toda Italia .Al llegar a su destino y postrarse ante el altar de San Pedro, escuchó una voz que le susurraba que ante pecado tan grave solo San Salvador de Asturias o Santiago en Compostela podían interceder en su perdón.

Se fue a un lugar apartado para no contagiar a nadie y allí un perro le ayudó a alimentarse y, lamiéndole las llagas, logró sanarle

Volvió Roque por la misma ruta que había seguido desde Montpelier para desde allí continuar la peregrinación hacia el sepulcro de Santiago. Y de nuevo, a mitad de camino, se encontró con La Peste. Le pareció aún más bella que la primera vez y dice la canción que bastó el roce de un beso para que el mal se apoderase de él. Se fue a un lugar apartado para no contagiar a nadie y allí un perro le ayudó a alimentarse y, lamiéndole las llagas, logró sanarle. Roque y el can prosiguieron juntos el trayecto a Santiago y por cada lugar que pasaban iban curando a apestados y leprosos. Un añadido moderno a la balada señala que “la ciencia médica y la lengua fiel de un perro/ hicieron santo a Roque y él nunca lo olvidó”.

Y tal día como mañana, año tras año, Tineo sigue honrando y celebrando al santo del perro

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R. Mera

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