Presentación del libro “Remembranzas berzocaniegas”

Presentación del libro “Remembranzas berzocaniegas”

Texto leido por el autor en la Plaza el 21.08-21

Señora alcaldesa, Nines Díaz, concejala de Cultura, Patricia Tejero, concejales, amigos y vecinos todos: Buenas noches y gracias, muchas gracias por estar aquí en este acontecer tan especial para mí.

No nacen ni se forman los pueblos a raíz de grandes batallas o hechos históricos de notable repercusión social o económica. Estoy convencido que todos, absolutamente todos, se conforman a raíz de las pequeñas historias y vidas que en los mismos se desarrollan día a día. En esos pequeños aconteceres, que incluso pasan desapercibidos en el diario quehacer, pero que tras el paso del tiempo se aglutinan como un todo en la impronta de la memoria individual y colectiva, constituyéndose en la esencia, el miajón, de cada uno de ellos.

Y ese miajón que conforma el ser de Berzocana es el que quiero desgranar en este libro para recuerdos de unos, ya cada vez menos, conocimiento de otros y, especialmente, para que esa memoria de pueblo no se pierda en el polvo de los caminos lejanos de los que vinieron y vienen detrás. Para que colgados en los retazos de vida que conforman estos relatos, nietos, bisnietos y tataranietos, puedan recuperar su personal historia, la de sus mayores, las de sus raíces, las de aquellos hombres y mujeres que vivieron duros tiempos de trabajo, hambres y sufrimientos, pero que supieron sobreponerse a todo. Y esa especial forma de vivir, esa forma de encarar el día a día con espíritu y humor envidiable, son las que he querido plasmar en estas páginas. Y lo hago así porque el berzocaniego es abierto, acogedor, social, dinámico y siempre dispuesto al humor incluso, y así lo hace en muchas ocasiones, riéndose de sí mismo como podréis comprobar en estas páginas.

Los muchos nombres que aquí aparecen vienen a conformar, a representar, el de todos los berzocaniegos que en la época que se describe recorrieron los campos, caminos, sendas, veredas y calles de Berzocana, llenando de vida y de ilusiones esta zona de las Villuercas en aquel entonces tan aislada. Vea el lector en cada de uno de ellos el de sus abuelos, bisabuelos y tatarabuelos, y más adelante, cuando ya nuestra memoria se pierda en las nieblas de los años trascurridos, vea el de aquellos paisanos, sus antepasados, que conformaron el ser y el sentir de una época de Berzocana, pero que aunada con la que vivieron sus ancestros conforman el todo que nos define y caracteriza.

Notará el lector que dos conceptos, iglesia e Iglesia vienen a ser el eje esencial sobre el que se centran muchas de las historias que aquí se cuentan.

Y es que la iglesia como edificio, y la Iglesia como organización religiosa, eran en aquel entonces el corazón que, de alguna forma, dinamizaba la vida social y se convertía en el eje sobre el que gravitaban todos los actos sociales y marcaban el diario acontecer tal como hacía, y sigue haciendo con sus campanadas, el reloj de la torre. Si a ello unimos la devoción a los Santos y la importancia de sus cuatro festividades, comprenderá el lector su repetitiva aparición como centro o lugar donde trascurren muchas de las acciones que aquí se cuentan o describen. Si a ello unen el hecho de que soy hijo y nieto de sacristanes y organistas, y que siempre he vivido junto a los muros del gran edificio religioso, entenderá aún mejor el lector esta circunstancia narrativa.

Eran también tiempos en los que la influencia religiosa era determinante en el transcurrir de la vida diaria a la que regulaba y significaba. Las campanas eran la internet de aquellos años señalando con sus diversos toques, que todos entendían, no solo el transcurrir del tiempo, sino las muertes, los incendios, la hora del Ángelus (de la comida), o la de la oración de la tarde (también el Ángelus) que marcaba el fin de la jornada laboral, así como la llegada del granizo o cualquier otra emergencia. Hasta allá en la guerra cuando pasaba la avioneta que bombardeaba Guadalupe, sonaba la campana gorda tocando rebato. Las misas y procesiones, fuera de fe y creencias, determinaban no solo los distintos oficios religiosos sino, con ellos, los principales actos sociales que tenían lugar, que actuaban de soporte de la vida comunitaria, y que marcaban relaciones de todo tipo. Esto es algo que el lector descubrirá en el desarrollo de los diversos artículos que conforman esta obra. Obra que viene a querer ser un relato descriptivo y real de la vida rural no tan solo de Berzocana, sino también de cualquiera de los pueblos de las Villuercas. Y los personajes que en los distintos relatos aparecen con nombres y apellidos bien pueden ser sustituidos en el imaginario de cada lector por el de los suyos más cercanos. Ni la historia ni su esencia cambiarían con ello.

Y notará también el curioso que aquí se asome, que determinados personajes cobran especial protagonismo y aparecen en dos, tres, o más relatos o historias. Es lógico. En la cronología temporal en que los relatos se sitúan, y que van desde la época escolar, la adolescencia y, ya sin continuidad temporal, las siguientes épocas determinadas por mis idas y venida al pueblo en los inicios de la moceá y años siguientes, esos personajes estaban siempre presentes por parentesco (mis tíos los Meras); amistad (Pablo Chicha, siempre omnipresente; Miguel Esquelina, Juan Chítala, Fujito Pio, Isaias, Merino, Pacorro, Marchena, la Tere Obispa. La Magdalena Orejinas, la Maruja Chocera, la Camen Grilla o la Mejías); vecindad (tío Tostao, tío Obispo, Orejinas, las gentes de Las Carretas); la sacristanía de mi padre (los párrocos y sus cosas, los monaguillos, el ir y venir a la iglesia), y la escuela, (el maestro Don Pedro, los compañeros, los rezos y cánticos, las anécdotas…). Sepa también el lector que la narrativa no conlleva necesariamente una realidad lineal temporal, sino que algunos artículos vienen a ser compendio de pequeñas cosas ocurridas aquí y allá, en un año u otro, y que el escribano se ha tomado la licencia de aunar en momentos determinados de tiempo y lugar. Dispénsensele las licencias y no se pierdan discutiendo si la puerta que se cita estaba más arriba o más abajo. Ya saben: lo del dedo y la luna. Vean la esencia, el miajón.

He pretendido, no sé si logrado, mostrarles el cuadro de una época, de unas vivencias, de unos tiempos difíciles y de unos berzocaniegos que aún perviven en mi memoria y que han contribuido a conformarla junto a mi personalidad. No he querido hurgar en los malos momentos, en el hambre, más o menos ocultada en su vergüenza; en las envidias de aldea o en las enfermedades. He querido mejor recordar y guardar de aquellos hombres y mujeres su forma jocosa y valiente de entender la vida que, en muchos casos, me han hecho establecer paralelismos con momentos de la película “La Vida es Bella”. Como el protagonista de la misma, esos mayores que fueron mis coetáneos, quizás tan solo pretendían ocultarnos a los niños y jóvenes de entonces una dolorosa realidad mostrándonos solo la cara hermosa de la vida.

Vaya para ellos mi emocionado recuerdo y para ustedes mis paisanos, y para los lectores, la solicitud de compresión hacia los muchos errores que seguro que aquí encuentran. Y les pido, especialmente a los más jóvenes, que juzguen y entiendan a los protagonistas y a lo que de ellos se narra, en su época y en su contexto, en las formas de pensar y hacer de entonces, en sus expresiones de época. No intenten juzgarlos o analizarlos con las normas y costumbres de ahora, sería un tremendo error.

Y antes de terminar quería pedirles un aplauso para mi mujer, Maribel, que ha tenido que aguantar carros y carretas con mis manías de escritor y que ha colaborado activamente en la corrección y distribución de estos textos.

Muchas gracias a todos y, si Nuestros Santos lo quieren, hasta el próximo libro que ya está iniciado.

José Luis Rodríguez Mera

.Comparte en tus redes sociales
Share on Facebook
Facebook
Tweet about this on Twitter
Twitter
Share on LinkedIn
Linkedin
Pin on Pinterest
Pinterest
Share on Tumblr
Tumblr

R. Mera

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.