Las mismas, las mismas cosas en Madrid que en Cangas

Las mismas, las mismas cosas en Madrid que en Cangas

Por cuestiones que al caso no vienen, ando estos días por la capital del reino y me he dicho que por qué no les cuento algo de lo que por aquí acontece. Así que allá voy.

En principio, y no les engaño, pasa lo que se decía en la habanera que hace años cantábamos por el Carmen. “Que allá en la Habana, vidita mía, pasan las mismas cosas que aquí en España”. Pues eso que lo que ocurre en los madriles, lo mismo que ocurre en todo este nuestro suroccidente.

En principio, en los cafés mañaneros se nota sensiblemente que los temas que preocupan al personal no tienen en absoluto nada que ver con los que predican los tertulianos y “expertos” desde unos u otros púlpitos. Que lo de Ayuso y Almeida, pues como que no. Un par de clientes discuten y coinciden en que hay que joderse con el café que no para de subir. Igual que  ocurre en el Bar Amador, en el Centro, o en la Allandesa, cuando desde la tele les cuentan, nos cuentan, que el PSOE y Ciudadanos andan a la gresca por el bable y todos ellos, y los otros todos, se tiran los días con el asturiano sí, asturiano no, mientras las comunicaciones en el Suroccidente siguen pendientes de mil obras y de la UVI móvil seguimos sin tener noticias. O séase, lo mismo de lo mismo. Y en los otros bares de la comarca, como en los de resto de Madrid, pues hacen bajar los santos en procesión y a garrotazos con la subida de la gasolina, el gas-oil, y en general todos los productos que integran la cesta de la compra, mientras en la Sexta discuten el sexo de los ángeles o las necesarias subvenciones a las libélulas de Camerún, o a la ranas silbadoras del Farasquitán, y le pegan con el incensario adulador a los gobernantes que por allí desfilan

Mientras, en la Sexta discuten el sexo de los ángeles o las necesarias subvenciones a las libélulas de Camerún, o a la ranas silbadoras del Farasquitán,

Y en Cangas o en Madrid; en Tineo o Calatayud, o en Allande y Cerecinos de Arriba, se vuelven y les hacen un solemne corte de mangas. Las mismas, las mismas cosas.

Y otros políticos, muy pendientes del bienestar de la gente, piden que sea obligatorio el editar películas en las lenguas cooficiales; y los vascos que sea obligatorio el digitalizar todos los medios en eusquera. Del paro, nada; de los sueldos precarios, nada; del precio de la luz, nada.., eso, afirman, no preocupa a los españoles, lo que les preocupa en realidad, y no lo saben, aseveran con rotundidad, es quién es más feminista y mejor actúa al respecto, si Carmen Calvo o Irene Montero. Incultos, que sois unos incultos retrógrados, vienen a decirnos.

Ítem más. En una superficie comercial de barrio, la cola se alarga y se alarga. Las paisanas, y algún que otro paisano, se eternizan ante la caja.

-¿Cuánto dijiste? Espera que creo que tengo suelto. Y para buscar el suelto, suelta la bolsa y saca el monedero y le da una y cien vueltas sin parar de hablar para terminar diciendo que sí, que creía que, pero que no tiene. Y guarda el monedero y saca la cartera, y busca un billete que no encuentra, y sigue dándole a la de sin hueso mientras la cola sigue engordando y comienzan las protestas. Y así una y otra vez, hasta que se anuncia:

-Acudan a la caja número dos.

Y entonces se pierden las formas y el respeto, se deja la conversación a medias y comienzan las carreras, los codazos y los improperios. Lo mismo, lo mismo, en el centro que en la periferia.

Lo mismo, exactamente lo mismo que aquí. Y deduzco que los de Madrid son como nosotros y que en muchas ocasiones, como no nos han enseñado a qué hacer tras la jubilación, pues aprovechamos lo que sea, y fastidiando a quien cuadre para alargar cualquier acontecer, aunque sea sin sustancia , para dejar pasar la horas, entretener las mañanas y cubrir el día, nos importa un rábano lo que prediquen en las tertulias o digan lo que preocupa o no preocupa a los españoles  desde uno u otro lugar, salvo que sea Telecinco y sus cotilleos o la opinión de Belén Esteban.

Nos importa un rábano lo que prediquen en las tertulias o digan lo que preocupa o no preocupa a los españoles desde uno u otro lugar, salvo que sea Telecinco y sus cotilleos

Las mismas, las mismas cosas, vidita mía, allá en la Habana que aquí en España

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R. Mera