Unos apuntes sobre el Teatro Toreno: de la gloria al abandono

Unos apuntes sobre el Teatro Toreno: de la gloria al abandono

La historia del Teatro Toreno de la villa desde su construcción resulta un tanto curiosa, cuando no oscura, a lo largo de los años.

Vamos a asomarnos someramente a la misma

El 26 de febrero de 1.993, a las doce horas, se procedió al levantamiento del acta de ocupación definitiva del edificio Teatro Toreno de Cangas del Narcea, sito en la calle Mayor, y de sus bienes y derechos.

El derruido edificio pasó a ser de propiedad municipal pocas fechas después, una vez se hubo culminado el expediente de expropiación iniciado en su día por el Ayuntamiento cangués y después de que el Consejo de Gobierno lo declarase bien público y decretarse su urgente ocupación.

El inmueble que se ocupaba había sido proyectado por el arquitecto Leopoldo Corujedo, siguiendo tendencias historicistas, en febrero de 1.927.

El expediente, que fue calificado como “largo y trabajoso, aunque documentado”, efectuó todos sus recorridos legales y, cumplidos los plazos pertinentes señalados, no se presentó ninguna reclamación a los mismos, así como nadie presentó tampoco supuesto derecho alguno sobre la propiedad. Esto llevó, en su momento, a que en el expediente no se cite nombre concreto alguno y la expropiación se hiciese directamente sobre el edificio.

El último consejo de Administración de la sociedad encargada de la gestión del citado teatro fue realizado en junio de 1.978

El último consejo de Administración de la sociedad encargada de la gestión del citado teatro fu realizado, según diversas fuentes, en junio de 1.978, aunque los nuevos nombramientos no fueron inscritos en el Registro Mercantil y no hay constancia de que se hayan celebrado posteriormente las obligatorias Juntas General anuales de accionistas por lo que, según los profesionales del Derecho consultados, la situación de la Sociedad era totalmente atípica y se hallaba fuera de las normas que regulan la constitución y funcionamiento de las Sociedades Anónimas.

La falta de locales públicos de carácter social de la villa del Narcea ha sido siempre fuente de protestas de organismos y corporaciones de todo tipo. La adecuación de la planta baja del Palacio de Toreno, domicilio municipal, no solventó el problema, aunque lo palió en parte.

Al inicio de los noventa, Cangas seguía sin contar con el local adecuado que permitiese representaciones que congregaran a más de cien personas.

La corporación local fue sensible a esta situación y, conociendo que el teatro  había sido construido por suscripción popular sobre unos terrenos cedidos por el Conde de Toreno, decidió iniciar las gestiones pertinentes para gestionar su adecuación y uso.

En sesión plenaria celebrada en noviembre del 1.992, a propuesta del grupo socialista, se aprobó iniciar la recuperación del viejo edificio para su utilización como centro cultural y recreativo. Este acuerdo retomaba otro bastante anterior, concretamente de 1.923, en el que el Ayuntamiento se proponía “obtener la propiedad municipal del Teatro Toreno”, acuerdo que no llegó a cumplirse sin que pudiesen determinarse nunca las causas de ello.

Desde su inauguración en 1.927, el teatro cumplió lo fines para los que fue creado hasta el inicio de los años cincuenta en los que su decadencia se acelera. A finales de 1.957 se constituye la S.A, Teatro Toreno y desde entonces y hasta su cierre definitivo sus fines fuero totalmente mercantiles.

Todo apunta a que las aportaciones populares que permitieron la edificación del teatro se concentraron en unas pocas manos

Todo apunta a que las aportaciones populares que permitieron la edificación del teatro se concentraron en unas pocas manos, y que incluso algunos de los antiguos vales otorgados durante la construcción, bien por aportaciones económicas o por trabajo, ni siquiera llegaron a ser compensados por las nuevas acciones.

Estreno del proyector y pantalla en el Toreno

Cine durante algunos años, el edificio llega al cierre y el abandono. Su piano, candelabros y algunos otros objetos más, desaparecieron. El ayuntamiento, al no poder determinar documentalmente quienes eran los propietarios acuerda efectuar algunos cierres de seguridad que impidieron el acceso indiscriminado al edifico.

Según fuente municipales el expediente de expropiación resultó largo y laborioso sin que pueda explicarse por qué los propietarios del mayor número de acciones no tuvieron nunca ningún tipo de intervención, pese a conocerse que el mayor número de aquellas se encontraban en manos de no más de cuatro familias, algunas de las cuales ni siquiera residían en Cangas del Narcea.

Las tareas de reconstrucción se iniciaron en el año 94 y se alargaron durante algunos más con presupuesto a cargo de las administraciones central, regional y local.

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R. Mera