Cangas. Más aparato en la llegada de la vuelta que espectadores

Cangas. Más aparato en la llegada de la vuelta que espectadores

Y antes de comenzar, he de advertirles hoy, que no vengo en plan “abuelo cebolleta” repitiendo a quienes quieran y a quienes no quieran oírme aquello de que “cualquiera tiempo pasado fue mejor” algo que, por otra parte, nunca suele ser cierto.

Y es que la llegada a Cangas el pasado sábado de la Vuelta Ciclista a Asturias me decepcionó profundamente. Quede claro que no  por su aspecto deportivo ni por la importancia que el hecho en sí tiene, no. Lo que me decepcionó fue la respuesta que dimos los cangueses y la cobertura de la TPA.

En la meta, en el Paseo, los tramos de vallas estaban casi vacios en su parte central y vacios en los más lejanos; el personal se centró junto a las puertas del Chalé del Soliso, frente las instalaciones de meta. ¿Dos centenares? Muchos se me hacen, aún cuando estoy convencido que en algunos medios aparecerá aquello de “cientos de cangueses recibieron al pelotón”. Otro grupo, tampoco muy numeroso, estaba apostado  en el cruce del Paseo y la Avenida del Acebo. Si agrupamos en un lado a todos los que por nefas o belfas venían con la vuelta y al otro los espectadores, los primeros ganaban con margen suficiente. Y tampoco es que en las tomas de televisión apareciesen muchos curiosos ni al paso por  los pueblos, ni tan siquiera por el del Acebo. Hubo también mucho escaqueo de las cámaras e innecesarios cortes para entrevistas que no apartaban nada y recuerdos de lo que no estaba siendo y había sido.

Nada en absoluto que ver con aquellas llegadas recibidas multitudinariamente en cuyas tardes era toda una aventura encontrar aparcamiento en la villa o sus alrededores, con los bares a rebosar y verbena hasta las tantas. O aquellas llegadas al Acebo en cuyos alrededores se apostaba ya el personal el día antes… Aquí si me atrevo a decir que cualquiera tiempo pasado fue mejor.

Nada que ver con aquellas llegadas al Acebo en cuyos alrededores se apostaba ya el personal el día antes…

Quizás, y esto es una hipótesis muy personal, el responsable de que la gente no acudiese, o se fuese, fuese el encargado de la música de ambiente que desde las doce de la mañana machacó inmisericorde los oídos de los vecinos de la zona y los transeúntes con una música cutre, machacona, repetitiva y a un exagerado volumen. Medalla para él y que se la cuelguen allí donde cada uno crea más oportuno.

Y peor aún fue la salida en la mañana del domingo, pese a que pasaba ya de  las once y lucía el sol. Tan solo pude vislumbrar a un par de docenas de vecinos aplaudiendo a los ciclistas en su salida. Eran muchísimos más los que pululaban alrededor con coches, vallas, camiones, cámaras y artilugios de todo tipo, motos de la Guardia Civil incluidas.

En definitiva una total decepción que no mejoraron las cámara de la trasmisión televisiva; ni planos abiertos ni tomas desde el helicóptero, y ni siquiera planos amplios a la llegada a meta, quizás sería para evitar se notase lo despoblado de la zona de meta.

Tendremos que mejorar

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R. Mera