Cangas:¿Amigos de la montaña o de las farturas? Un apunte de 1.929

Cangas:¿Amigos de la montaña o de las farturas? Un apunte de 1.929

Antrago

Pese a lo que al respecto viene, y muy especialmente ha venido sucediendo en política con el denominado “adanismo”, la moderna creencia entre los jóvenes de que todo empieza o ha empezado con cada uno y con sus cosas, resulta que la realidad, terca siempre, nos demuestra una y otra vez, que es muy difícil ser original en nada.

El poner en marcha una sociedad de esto o aquello, peñas, observatorios, gabinetes, asociaciones, antenas, escuderías, equipos y su largo etcétera, no es nuevo ni mucho menos. Aunque habremos de convenir en que los pretextos para ésta o aquella fundación suelen venir a ser lo mismo en el ayer que en el hoy, especialmente por estas nuestras tierras.

Y como todos los que me leéis sabéis ya qué me gusta hacer, comenzaremos por un ejemplo ilustrativo.

Corría el año 1929. El verano brillaba por las tierras canguesas en todo su esplendor y el calor animaba los cuerpos y revitalizaba los corazones. Todo ello venía a plasmarse en una sana inquietud. Inquietud a la que no eran ajenos los vecinos de  Antrago y Tebongo. Acabada ya la recogida de la hierba, un grupo de ellos, capitaneados por Tomás Gómez, apodado El Terrible, decidieron organizar una jira campestre montaña arriba. Y convinieron fuese el treinta de agosto. Debidamente pertrechados de viandas, en calidad y abundancia, iniciaron el camino hasta el límite de Castrosín, en un punto en que la Naturaleza se mostraba prodiga en sombras y colores.

Como de razón es en jira que se precie no faltaba el vino. Ni los voladores. Pronto retumbaron éstos por valles y montañas y el vino refrescaba gaznates y desataba lenguas propiciando algún que otro discurso, tanto jocosos unos como otros con pretensiones grandilocuente y tientes.

Amén del citado Terrible, nos dice la crómica del acontecimiento campestre, que por allí andaban, José García, Francisco Gutiérrez, Emilio Menéndez, Ángel Uría. José Arias, Eliseo Menéndez, y  otros tantos. Curiosamente no aparece ni un solo nombre de mujer. Tras relacionar otros tantos señala que  por allí andaba también “otro señor”, del que solo se sabía que se llamaba Justo, de Mieldes. Y del pretexto a la realidad y la nota inicial de que nada es nunca del todo nuevo.

Los excursionistas decidieron nada menos que fomentar el deporte de Naturaleza creando un Sociedad de Amigos de la Montaña, sociedad que serie presidida por el mismísimo Terrible. Y, quizás  por ello, se le auguraba gran éxito, pues al decir de los presentes, e incluso de la comarca, el Terrible era así en todo, pero especialmente, y sobre todo, en asuntos de gastronomía campestre, punto primero a considerar por la futura Asociación.

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R. Mera