LARNA (Cangas del Narccea) “Nun apunte, señor nun apunte”

Larna en 1.935

Por lo que personalmente me toca, hoy voy a hablaros de Larna. Buenos yo voy a poner la tecla y voy a dejar la palabra y el sentir a Mario Gómez que en su “Rumbos” de la vieja Maniega,en el correspondiente a Rengos, escrito en el verano de 1.930, no deja muy bien parada a la aldea.

Dice así:

“Tengo para mí que Larna debió ser antes La Arna, procediendo el nombre del latino urna, significando vaso o colmena; con ese significado tenemos la palabra arna en castellano.

Es bastante áspera la subida desde Ventanueva, pero de un buen camino, y unas veces a pie y otras andando, llego al pueblo un tanto sudoroso. ¡Que buen caserío tiene Larna! ¡Hay que ver la casa de Carlos que hileras de balcones! ¡Que paneras pintadas! ¡Qué airosa, que bien situada la escuela a la que suben los niños de La Pescal, Pandiello y Sextorraso! Entro en una capillita hundida, hundida en la tierra y que está dedicada a la Virgen de la O; veo un alto relieve de la Sagrada Familia, no mal labrado.

No está el señor cura, muy buen amigo mío, porque ha ido a decir misa a Gedrez. El señor maestro ha bajado al puente de La Pescal, No asoma un hombre por parte alguna, y entablo conversación con dos amables muyerinas.

Como me ven tomando apuntes en mi cuaderno, me toman por investigador de impuestos o cosa así, y muestran a mis preguntas cierta desconfianza.

-¡Mira muyer con lo que sal este home! (dice una a la otra) Cree que aquí tous lo pasamos muito bien y que hay riqueza porque mandan muito los sirenus de Madrid! ¡Nun faiga casu,señor, nun faiga casu; nun apunte,nun apunte, que aiquí nun hay más que miserias. Estu nun da pa cumer; si diera  nun marcharían los homis. Nun apunte riquezas, que estas tierras nun dan más que estachonis y fulgueiras. Nun apunte, que lus serenus cánsansi , ya cun esu, ya nun mandan. ¡qué han de mandar, si tou lu necesitan pa la familia!

Un rapaz bien plantado de la casa de Luis (es algo extraño, apunta malévolo Mario Gómez, que abunden tanto los rubios en Larna) me indica donde está el pueblo de Arbolente, en la misma ladera, en la sierra, muy lejos; dicen que celebran allí  gran romería en septiembre a la Virgen de Montserrat. Quiere este amable rapaz acompáñame hasta la iglesia de Larna; cuéntame que el retablo fue tallado por los moros (¡válgame la Virgen Santa!, agrego yo) y que es allí muy concurrida la romería del pueblo el día 15 de agosto. Y termina Gómez rotundo: “Sé que en la iglesia no hay otra cosa que ver, y como estoy cansado, no bajamos y emprendo el camino de regreso a La Muriella”.

Deja Larna y sigue describiendo: “Al bajar deténgome ante la cascada de Aguasblancas. ¡Qué bella, que imponente! Esta abrupta ladera parece un monstruo de piel rugosa y agrietada; un monstruo que babea irritado al ver como unos seres enclenques y desmedrados labraron a su pies una vía por la que cruzan veloces y alborotadores y sin mostrarles el menor pánico”. Y aquí desata Mario Gómez su vena poética: “¡Que cendales, que tules sueltan allí las Náyades! ¡Que torrente se despeña como a unos treinta metros, para hundirse en una hoya que él mismo se labró y donde se esconde, púdico, de los viajeros indiscretos!”.

Otras tiempos, otras gentes.

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R. Mera