SUROCCIDENTE.- Mujeres nel rio la fame

Mujeres nel rio la fame. La tinetense Pilar Arnaldo nos muestra la cruda y dura realidad de las mujeres de esta comarca no ha tantos años

Ante Casa Alonso, Pilar con su madre y su marido

Estaba todo aquí al lado. Y yo, en mi ególatra idea de buscar lejos, no me percaté de que, en la sencillez de lo rural, en el decir de las gentes de esta comarca, estaba encerrada la sabiduría y  nuestra Historia. Y más aún, una espartana filosofía de la vida, el compromiso y la entrega. Y anda mais. Que la lección me llegó de la mano de seis mujeres. Seis mujeres que me mostraron un nuevo camino de comprensión de nuestro reciente pasado de  la mano de otra mujer: la tinetense Pilar Arnaldo.

La conocí una guapa tarde de septiembre en Puentecastro (Tineo), en la galería de su casa, Casa Alonso, protagonista también de sus historias Me llevó allí mi mujer, Maribel, con la que se había unido, en palabra de la propia Pilar, en la dedicatoria de su libro, “por un argallo“. Ambas estaban en la lucha reivindicativa por la mejora de las carreteras del Suroccidente.

Fueron unas horas amenas, horas ricas en historias, ayeres, presentes y deseos de futuro. Horas de palabras, libros, sentires, recuerdos e ilusiones, ante la mirada un tanto silenciosa y cómplice de su marido, Manolo, y las aportaciones de Maribel. A todo ello se unió posteriormente “Cañon”, peculiar personaje tinetense, encarnación actual del paisano de siempre en estos valles y montañas y del que tendremos que preocuparnos en alguna que otra ocasión.

Y con nosotros se vino un ejemplar del libro de Pilar “Nel ríu la fame” en una segunda edición de la editorial Saltadera. Un título lleno de sensaciones y vivencias de años no hace tanto idos. Creo que en cada uno de estos concejos del Suroccidente hay un rio “la fame”. No solo sitúa Pilar a sus personajes en el río Genestaza de su concejo natal, sino en todos y cada uno de los ríos así popularmente llamados tanto en esta comarca como en toda Asturias. Y sus mujeres son las cientos de mujeres que en ellos vivieron y sufrieron, paciente y abnegadamente, yendo incluso más allá de sus propias fuerzas físicas. Las mantuvieron sus convicciones y caracteres.

Nos relata Pilar los momentos extraordinario que ocurren en la vida de seis mujeres (Carmina, Esperanza, Aurelia, Carola, Olvido y Gloria) que viven en el concejo tinetense, en el valle del río Genestaza, pero que el lector puede colocar en cualquier otro rincón de cada uno de los concejos de este occidente asturiano.

Nos habla de una nena que logra sobrevivir gracias a la acción sanadora de un minero fugado que se oculta por aquellos andurriales protegido por los vecinos. Una madre a la que timan los señoritos de la villa por no saber leer, pero que está dispuesta a que la historia no se repita con su hija. Una moza a punto de parir que al salir de la cárcel cruza sola toda la comarca de Sierra, desde Cangas a su aldea, monte a través, para recalar en la casa donde quiere que nazca la criatura que espera, entre los suyos, Dos enamoradas a las que el mismo amante abandona obligándolas a renunciar al amor para el resto de sus días. Y Gloria, recién casada, a la que casi matan de fame en la casa de sus suegros a la que se traslada a vivir tras su matrimonio y que explica a su nieta, años después, la reacción violenta que la llevó a cambiar su vida.

La dureza de las situaciones que describe te hacen vivir cada momento con las protagonistas, llegando a sentir incluso su dolor, su cansancio siempre pegado al cuerpo, su desesperación, su conformismo vivencial ahormado por los años de sumisión, fame de horas, de meses, incluso quizás de años y que, de alguna forma  se halla incrustada en la propia esencia campesina del momento.  Y siempre almorzando cuechu. Fame… fame… fame.

Y es aquí donde este vocablo asturiano se llena de un especial significado. Y el concepto castellano de hambre se queda pequeño, minimizado, diluido frente al asturiano que va más allá y se te cuela, no ya solo en el conocimiento de su idea, en el cerebro, sino en las propias entrañas. Y así nos lo hace vivir Pilar con Gloria. Y así se lo confirma este juntaletras que no tiene al asturiano como lengua materna.

Pero quiero resaltar aquí el uso y conocimiento del asturiano que hace Pilar Arnaldo. Un asturiano que es capaz de pasar de las expresiones rurales más duras a falagarte los sentidos mientras marchas camino de Toruraño a la fiesta de Santa Auseña. Y salva con especial destreza y conocimiento el hecho de narrarte las duras situaciones de las mujeres con un lenguaje dulce y meloso. Así cuando habla de Olvido: “Empezó a trabayar al xurnal pedes cases, acachando, arriandando, sallando per les tierres”. Y añade a ello su conformista conclusión:” La vida ye asina. Siempre foi”.

O cuando nos habla de las tribulaciones de Gloria que se pasó media vida “escapando de la miseria, el despreciu y la infidelidad nos que me viera metida”. Y que asombra a su nieta al confesarla: “No tuve dinero na mano hasta bastante después de casada”.

Y vi delante de mí la imagen de la última mujer a la que oí hablar  da feito n`asturiano; un asturiano limpio, sentido, emanado de la propia esencia de la tierra y su sentir, sin ser traducido del castellano, con su propia estructura  y entidad lingüística tal el de las mujeres del rio la fame: Manula, de Larna, tía de Maribel Ella también iba “a curiar las oveyas” y temía quedarse sola “a l´abantestate”. Desde Pena Ventana, también divisaba los pueblos del concejo cangués  en los que se adivinaba “un guapo día de primavera y vi dellos pueblos… toos mai llonxanos” mientras soplaba “el xelón de la Cuaresma” y de cuando en vez también la noche pasaba para ella “nun puro pruyimiento”.

Mera, “estenó”, me decía cuando el tiempo despejaba dejándome totalmente absorto, lo mismo que para explicar mis orígenes afirmaba que no era de por allí si no de “prillí”.

Pilar Arnaldo nació en 1.964 na Pontecastro, Tineo, al pie mismo del riu la fame , donde sigue viviendo. En su infancia descubrió la magia de la narración oral en Casa Alonso ( protagonista también de sus relatos) y chigre tienda de la familia. Es licenciada en  Filología Hispánica por la Universidad de Oviedo y da clases en el  Instituto de Tineo compaginando sus tareas con la reivindicación y defensa del mundo rural.

Todo mi agradecimiento a Pilar Arnaldo.

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R. Mera