MAÑANERA PROCESIÓN

En 1.979, cuando se iniciaba con fuerza el resurgir de nuestras fiestas del Carmen y la Magdalena, cuando el espíritu de la transición impregnaba la vida de muchos españoles, especialmente de los jóvenes, quien ahora les habla, con 33 años recién cumplidos, y contagiado también de la ola reivindicativa que se dio en aquella época escribió este poema para el portfolio festivo. Un poema que pretendía realizar una descripción sentida de lo que  significaba, y sigue significando, la procesión de la maña del 16 de julio para muchos cangueses. Un poema que describiese el sentir de las gentes que, con la apertura igualitaria entonces iniciada, se acercaba al Carmen libremente y sin condicionamientos de aquellos que durante tantos años habían ostentado en exclusividad la representación y especial participación en los actos festivos ya fueron estos civiles o religiosos.

Si lo conseguí o no tendrán que decidirlo ustedes. Dice así

Mañanera procesión

Ya suena los voladores!

Madre: dame la camisa blanca

que quiero yo ir con mi Virgen

viendo las calles de Cangas.

¿No oyes un repiquín que suena allá en Ambasaguas?

Va a salir la procesión

¡Ya suenan bandas y gaitas!

¡Qué guapina yes la Virgen es estas mañanas santas!

Y en cuanto que llegue al puente

meciéndose en las sus andas….

Ya verás que estruendo, madre ,

ya verás que ansias

por prender el volador

que prometí por la Pascua

cuando el mi hermano penaba

ahogado en fiebres de Malta.

¡A mi me entra una congoja

cuando por mi calle pasa…!

Así como un cosquilleo

 de repiquines de gaita

 que son dentro cantarinos

ya por fuera: lágrimas.

¡Ya verás que guapa va

respirando a las sus anchas

Arrastraculos arriba

envuelta en plegarias santas!.

¡Qué guapina yes la Virgen es estas mañanas santas!

Gente arriba y gente abajo

en ventanas y en terrazas.

Las almenas tan a tope…

la calle Mayor se ensancha…

Y el campanón de la iglesia

se impone sobre Ambasaguas.

Mañanera procesión

con sabores de nostalgias,

con suspiros de mujeres

que retumban en el alma,

con alegres inquietudes,

con arpegios de armonías,

con alegres canturías

ilusiones y esperanzas.

¡Dame la mecha mía madre!

¡Da igual la camisa blanca

que la Virgen no se fija

ni en colores ni en estancias!.

¡Qué guapina yes la Virgen es estas mañanas santas!

Y en cuanto llegue a la iglesia,

la que llaman Colegiata,

cuando el barullo se calme

y ella se quede solina

descansando de su andanza,

yo le diré de rodillas:

¡Virgen Santa: aquí estamos los de Cangas!.

Con defectos y virtudes

mostrando desnuda el alma.

Con ilusiones y ganas

de seguir bajo tu amparo

después que esta tarde bajes

de nuevo hacia Entrambasaguas.

Cuida de ma y del mío padre

que es un poco garambaina,

pero yo se que te quiere

aunque no vaya a tu casa.

¿Tú lo comprendes, verdad?

Y ella me dirá que sí

con una sonrisa amplia

de esas que no ven los ojos

pero sienten las entrañas.

¡Dame la mecha mío madre

que corro ya hacia Ambasaguas!

¡Qué guapina yes la Virgen es estas mañanas santas!

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R. Mera