SUROCCIDENTE.-Paro y despoblación rural: Una alternativa realista a la política de “cataplasmas” empleada hasta ahora

Javier Junceda, Ramón Rodríguez –director del RIDEA– y Juan Luis Rodríguez-Vigil

Juan Luis Rodríguez-Vigil, ex presidente del Principado, y el jurista Javier Junceda, han hablado de la obra “Asturias ante el reto demográfico, análisis y perspectivas” que edita y promueve el Real Instituto de Estudios Asturianos (RIDEA) con la participación de trece autores y cuya esencia puede resumirse en una apelación a las autoridades y en una batería amplia de propuestas de acción. Su impresión general es que el “desplome” de la población asturiana, y en particular la “catástrofe sin paliativos” de su ala rural, pide más bien “medidas extraordinarias, urgentes, enérgicas y valientes, no cataplasmas elementales como hasta ahora”.

En referencia a la ley integral que espera poner en marcha el Principado o al anuncio de la creación de una Consejería del popular Diego Canga, Rodríguez-Vigil aclara que todo esto “no es cuestión de una sola ley” y avanza la necesidad de una extensa secuencia de decisiones, “muchas”, de las que “algunas requerirán leyes, otras modificaciones de las normas actuales” y todas una combinación del “consenso” y audacia de los gobernantes. “Muchas de ellas son difíciles y necesitan largo tiempo”, de ahí que urja el acuerdo político de amplio espectro. Y afirma rotundo: “Se nos está cayendo el sector ganadero.

“Tenemos media Asturias a sebe… y hay que poner los terrenos sin uso al servicio de quienes son el factor básico del poblamiento rural, los ganaderos…”

Y señala: No podemos estar en el siglo XXI con la estructura territorial del XVIII, y eso requiere medidas enérgicas, y no parches. Es necesaria una revisión integral de “toda la normativa medioambiental o urbanística ligada al campo asturiano. No podemos tener muertas de risa todas esas vegas que tienen agua, suelos profundos y cada vez más sol y que son ideales como ámbitos de producción agraria”. Y añade rotundo: “Tenemos media Asturias a sebe y en la Junta General tiene que haber cohesión y consenso para acabar con la sebe y poner los terrenos sin uso al servicio de quienes son el factor básico del poblamiento rural, los ganaderos…”

“Se necesita una política de región que se salte las fronteras ideológicas”

Según Vigil, el libro conforma “un esfuerzo que tiende a ser “práctico y, útil” mediante la recopilación de “un catálogo de medidas que deberían ser implementadas por los órganos políticos de la región”. Los autores se acercan al problema desde la estadística y la economía, la fiscalidad, el derecho, la geografía o el urbanismo y desembocan, según Junceda, en la exposición de una “larga serie de herramientas” que interpelan al Gobierno, a los grupos de la Junta o a los 78 ayuntamientos, entre otros actores capaces de transformar ésta en lo que merece ser, “una política  de Estado”, o una política de región que se salte las fronteras ideológicas. Y se muestran los autores contrarios  a que pueda ser eficaz una “estructura administrativa”, con rango de consejería o comisionado, o de una ley genérica como arma para un asunto eminentemente “transversal”.

Y proponen:

– Cambios en la estructura municipal asturiana, con las comarcas como alternativa a la fusión o desaparición de municipios,

 – La relación (escuchen bien) entre “la apertura de espacios protegidos y el descenso de la atracción de personas al medio rural” o entre la proliferación de “especies peligrosas” y la retracción de la “presencia humana”.

– La necesidad de diversificar la economía rural, de lo estrictamente agropecuario a la actividad comercial, de servicios o agroalimentaria

 – Aplicar  la máxima que dice que “a más empleo, menos problema demográfico”.  

 -Criterios de arraigo en los contratos públicos de forma que se exija a los contratistas el mantenimiento del personal, la estructura o la materia prima en los pequeños municipios en los que operen.

– Incentivos a los funcionarios para que residan en estas plazas

– En cuanto a la inmigración, trabajar específicamente y “con mano de cirujano” la atracción de mano de obra “que tenga en sus países de origen unas capacidades” adecuadas para las labores necesarias en el campo asturiano.

Desde mi modesto criterio, añado yo, creo es la primera vez que se aborda la problemática del campo asturiano y la despoblación con criterio y realismo. Solo queda que las autoridades políticas lo acepten y lo pongan en marcha por encima de ideologías o rencillas.

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R. Mera