CANGAS DEL NARCEA.- Hay veces que los foráneos han de valorarnos los que tenemos dentro y no sabemos ver

Quizás más veces de las necesarias demos noticias y realicemos comentarios en las que nuestros concejos, sus haceros y sus cosas, no salen muy bien parados. Y muchas veces también son los foráneos los que, con sus comentarios públicos, nos abren los ojos. Es por ello por lo que hoy traigo hasta ustedes el publicado por Álvaro Boro en La Voz de Asturias del pasado día 20 de octubre.

Dice así:

“Hay pocas fiestas a las que uno vaya tan sugestionado y con tantas ganas como a la Fiesta de La Vendimia de Cangas del Narcea: es como visitar el concejo y los de Degaña, Ibias, Grandas de Salime, Allande, Pesoz, Illano y una pequeña parte de Tineo a través de cada vino, de cada copa, de cada trago. Afilar los sentidos al máximo para disfrutar del vino de nuestra tierra, de Asturias. Ese que muchas veces aquí menospreciamos, aún hay “encefaloboinos” que lo rechazan; y fuera aprecian y gozan.

Cada vino de la DOP Cangas expresa en su conjunto el origen del terruño, la identidad de cada zona y el lugar en el que se encuentran las viñas. Esto lo aprende uno bebiendo y probando, que es la mejor forma, pero también leyendo, informándose y escuchando a los que saben, como a Juan Luis García (sumiller y jefe de sala en el Asador de Abel y @sumillermurcia en redes) un murciano enamorado del Principado y uno de esos hombres elegido por los dioses y que tiene la capacidad de saber todo y más sobre el divino arte del bebercio. Juan Luis, pese a ser de Murcia aunque afincado aquí desde hace años, es uno de los mayores defensores y divulgadores del vino de Cangas – también de la sidra – y alguien que con claridad y de forma amena contagia su entusiasmo por estos vinos. Como dicen que dijo Platón: “nada más excelente que el vino ha sido entregado por los dioses al hombre”.

Tenemos en el suroccidente un motor empresarial, un factor de reconversión, dinamismo y cultural que es el vino, defendámoslo de la mejor forma posible: bebiéndolo. Unos viñedos antiquísimos, que pese a la filoxera, las minas y demás ataques, han sabido preservarse y mantener la tradición; unos viñedos trabajados en pendientes escarpadas que son el orgullo de sus propietarios y la envidia de los aficionados vinateros; una viticultura heroica, hecha de forma tradicional, sin el empleo de maquinaria, y a fuerza de voluntad y riñones. Todo esto y más hacen que en cada botella se encorchen joyas líquidas.

Además de que esta vigésima segunda (XXI) Fiesta de La Vendimia de Cangas parece algo revolucionario en estos momentos de puritanismo reinante: celebrar el vino y la vida. Una fiesta que estuvo hasta los topes y en las que productores y bebedores brindamos por una de las mejores vendimias de los últimos años, por verla materializada en los mejores vinos, porque la bebamos y disfrutemos todos y por Antón Chicote, allá donde esté, siempre presente”.

Pues como Boro lo escribió yo os lo cuento


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R. Mera