La bolla de Pascua

Bolla de Cangas

Había previsto hablarles a ustedes de la Bolla de Pascua en la pasada de Resurrección pero, por causas que no vienen al caso, ello no fue posible. No he querido resignarme y, por ello voy a hacerlo hoy.

No creo haya cangués alguno que no conozca perfectamente la cita bolla y la haya degustado con verdadera delectación.

Con el paso del tiempo han ido cambiando forma, ingredientes y temporalidad, pasando de ser un dulce típico de la Pascua ha poder ser adquirido en la panaderías en cualquier época del año.

Lo que no puede asegurarse es que la citada bolla es típica y autóctona de una determinada región, comarca o localidad. En España, de una u otra manera, con unos u otros ingredientes o formas, es común prácticamente en todas sus regiones, como también lo es el que los padrinos se la regalen a los ahijados en correspondencia a la palma o el ramo que éstos llevaban a los  citados en el Domingo de Ramos. Dicho sea que esta relación esté menos generalizada en el norte.

Bollas de Pascua

Podemos decir pues que es costumbre antiquísima en los más de los pueblos de las diversas regiones españolas, dar los padrinos y madrinas la bolla a sus ahijados en el día de Pascua de Resurrección. No son de la misma clase todas las bollas. Se componen algunas de rica pasta hojaldrada y llevan en su interior trozos de jamón y carne fresca en adobo. Aquí en Cangas el relleno es de cabello de ángel o crema pastelera, recubierto con azúcar glass.  Otras consisten en tortas de bizcochón, y también algunas en grandes rosquillas con baño de azúcar. Pero hasta hace no muchos años, la mayoría se reducía a bollos de pan de trigo de forma especial y del peso de unos 920 gramos que son las que aún se reparten en algunos pueblos rurales. Para el surtido de estas últimas  se cuenta que en algunas localidades se habían amasado doscientas eminas [9.686 litros] de trigo que, reducidas a bollos, se habían vendido el sábado, víspera de la Pascua. Un solo padrino, se contaba en los cronicones, se llevó cuarenta y cuatro para repartir entre otros tantos ahijados suyos

Bollo de Pascua

Entonces el número de bollas de hojaldre era más reducido por ser más caras dado su carácter de “lujo”.

Aquí, como en otros tantos ligares, la típica bolla está perdiendo terreno frente a los regalos monetarios que conforman más a la actuales generaciones dado que la bolla ha perdido su carácter alimentario y de especial dulce al que que solo se tenía acceso en la Pascua de Resurrección y no todos.

Dicho quede.

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R. Mera