De letrados, abogados y letras

Hace algunas fechas les hablé aquí del galimatías  jurídico administrativo que me produjo una entrevista de Alsina al fiscal general del  Estado de la que , borrico de mí, no entendí ni papa.

Me dio ello pie a recordar al abogado cangués Mario Gómez, muerto joven no hace muchos años, y con quién tuve el placer de compartir muchos momentos de “lenguas y políticas” en amenas y nocturnas tertulias. Hubiese alucinado con la entrevista de Alsina al Fiscal Jefe tal cual me sucedió a mí. Solía Mario utilizar con una tremenda sorna y un punto de “muy mala leche” el término “letrado” al dirigirse a algunos de sus pares de profesión y el de “señoría” a cualquier conocido que se las diese de enterado en una u otra cuestión”. Y en ello veníamos a coincidir sin entender muy bien por qué se mantenía un término anquilosado en el pasado en estos tiempos, tal cual sucedía con la utilización de togas y estrados. Y casi siempre remataba; “Y bueno, aún queda lo de… su señoría”

La palabra letradoviene del latín  littera (letra). En este sentido letrado es el conocedor de ellas que, por cierto, no es ni mucho menos condición necesaria para ello. Y así lo mismo que hay personas duchas en letras sin ser abogados, hay abogados que lo del manejo de la Lengua… pues como que no.

Debe tenerse en cuenta que este término, (letrado) fue creado en un momento histórico en el que el conocimiento de las letras, saber leer y escribir, estaba limitado a las clases más poderosas y el acceso a la palabra escrita significaba el acceso a un conocimiento que estaba vedado a la mayoría de la población. 

En la Edad Media, este conocimiento era exclusivo de sacerdotes y juristas, y estos últimos cumplieron un papel fundamental en el paso a la Edad Moderna por su conocimiento de las leyes y su aplicación en la formación de los Estados Modernos. 

Abogado, por su parte, viene del latín ad vocatus, que significa “el llamado para auxiliar”. En la antigua Roma, un acusado podía llamar a un experto en leyes (que no en letras) que le defendiera ante una acusación en un juicio.

En la actualidad, y según el diccionario de la Real Academia Española, letrado sigue conservando su acepción de poseedor de conocimiento, además de la sinonimia con abogado, como “licenciado en derecho”.

Y es que un abogado siempre será un letrado, en cuanto a que tiene conocimientos académicos, pero un letrado no tiene por qué ser un abogado. Una persona letrada, puede tener un amplio conocimiento en cualquier otro campo diferente de la abogacía. 

La palabra letrado denota cierta formalidad, y hay quien recomienda que se delimite su utilización a los procesos judiciales y a que se use también de manera irónica (fuera de un proceso) cuando se pretende decir de alguien que no está a la altura de las circunstancias, o que se quiere aprovechar del desconocimiento de otros. 

Y rememoraba Mario la frase de Groucho March: “Aquel Abogado del Estado era tan hábil que me convenció de que la Constitución es inconstitucional, que la Ley era ilegal y que el Reglamento era un tipo de balón de fútbol”.

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R. Mera