BERZOCANA.-Tu pueblo goza de buena salud
El verano pasaba muy lentamente. No recordaba si alguna vez había pasado alguno en que, pocos o muchos días, no hubiese visitado Berzocana en las celebradas y bulliciosas fechas agosteñas.
La enfermedad me tenía atado en mi casa asturiana y desde allí seguía lo que acontecía en las estibaciones de las Villuercas gracias a la información que, puntualmente, en palabras e imágenes, me hacía llegar mi hija Belén, furibunda berzocaniega de adopción que, ostentaba ya más derechos que yo en el lugar. Y en ello había arrastrado también a su marido, Paco, que gijonés de nacimiento, ya manejaba también con soltura lo de hacha, higo e higuera con su `h´ aspirada a fondo y “como es debío”.
Y en ello estaban ya también mis nietos, Irene y Javier, que están dispuestos a que no pasase verano alguno sin al menos su quince días en el pueblo de su abuelo que, por otra parte, ya empezaban también a considerar como suyo. Al menos eso me contó su madre cuando le pregunté:
-¿Me tenéis bien cuidado el pueblo?
Y Belén, conociéndome, me contestó rápido.
“Pues, como siempre, lo cuidamos muy bien. Tu pueblo goza de una salud estupenda y te echa mucho de menos. Todo el mundo pregunta por ti, te recuerdan todos,…los que te quieren, los más conocidos, los menos… todos…”
Y no dudó en pasar al detalle personal que justificase la afirmación generalizada.
“Ayer mismo, el fotógrafo me preguntó que qué pasaba… que dónde estabas, que faltaba algo en el ir y venir de cada día”. Y también tu amigo Marchena que me dijo tenéis que ir programando el viaje para la Aparición.
Tus nietos son ya berzocaniegos de adopción como su madre. Se divierten, tienen amigos… Ya saben lo que es un entierro en el pueblo. Acudieron al de la abuela de Sergio y Sara, los acompañaron en el cortejo al cementerio… Y también lo han recorrido para saber del pasado del pueblo. Y repasaron y conocieron apellidos como Estoquera, Granizo, Serrano, Diez y Diez, Díaz Diez, Díaz y Díaz, Aparicio, Rebollo, Serradilla, Cerro, Mariscal, Domínguez, Escobar, Cano, Mejorado… Y saben dónde están enterrados sus abuelos, y los de sus amigos…
Ya saben que la gente se junta para divertirse y ellos también lo hacen: Bailan con sus padres y los amigos de sus padres en la Plaza. Van a beber a la fuente del Venero, suben al Cogorro, van al Puente Mojeas y a la fuente de las Carretas y trepan a la Cabeza del Moro…
Vieron los álbumes de fotos familiares y se rieron de las “pintas” de los mayores de su familia…. Y así viven y van entendiendo “la esencia” berzocaniega. Y allí vieron y entendieron que el ser y el sentir de un pueblo viene de atrás, de muy atrás… Y como en la cocina de la casa de sus bisabuelos había un estanco, y gallinas en las calles, y animales en los corrales, y flores en la puerta y en el balcón.
-¡Qué bonito! ¿Y por qué ahora no hay?
Y mi prima Elena y yo contestamos al unísono.
-Porque ya no hay nadie que las cuide.
Pero no te preocupes papá, el pueblo sigue aquí y goza de muy buena salud. Así que no estés preocupado por ello, lo estamos cuidando bien.
Te diré que ayer hubo broche de oro a las fiestas con una actuación especial. Terminamos bailando todos en la plaza la jota. Creo que, de alguna forma, tú también estabas por allí. Y bailamos todos juntos como si fuésemos uno solo.
El pueblo, tu pueblo, goza de una estupenda salud”.