CANGAS DEL NARCEA.- Romeros en Santarbás
El domingo 14, con vísperas mañana sábado, se celebra la festividad de los santos Gervasio y Protasio: Santarbás es su acepción más cercana. En un magnifico escenario de la comarca canguesa de Sierra, donde algunos mamotretos de una supuesta historia dicen que tuvo lugar la sangrienta batalla de Lutos en la que corrieron ríos de sangre mora, se alza la capilla de los santos citados alrededor de la cual se concentra la fiesta y antaño también una buena feria de ganado.
La primera vez que acudí la misma, hace ya muchos, muchos años, fue toda una aventura. Por una carretera de tierra y baches cual socavones ascendimos al alto en una vieja furgoneta de reparto de muebles de la empresa de Higinio Guerrero. No sé cómo llegamos y menos aún cómo volvimos. Habría de hacerlo después otras veces, especialmente cuando caía en fin de semana dado que el resto era imposible por el trabajo y los horarios
Mas la romería se sigue centrando en torno a las pantagruélicas comidas que allí se organizan aunque hayan cambiado las circunstancias sociales e, incluso, esté comenzando a desvirtuarse con la presencia de furgonetas de comida rápida (me niego a definirlas en inglés), algo que haría volver a su tumbas a toda prisa a muchos vecinos que fueron de las parroquias de la zona. Y es que no hace aún tantos años que las familias de la zona que acudían a la romería se preocupaban de que no quedase nadie en el prao sin comer; ahora las cosas han cambiado. Desde Cangas eran también muchas las personas que hasta allí se acercaban con grandes meriendas.
Y sí amigos, a caballo entre los santos católicos Gervasio y Protasio, y Baco, la fiesta de Santarbás es capaz de reunir en el alto del mismo nombre, a cofrades venidos de los más diversos puntos tanto del concejo cangués como de los vecinos dispuestos a rendir pleitesía a unos y otro sin pararse mucho en distinciones.
Cada 19 de junio hasta hace unos pocos años, y el sábado más cercano desde los más recientes, los vecinos de las aldeas de Santiago de Sierra, Bruelles, Ciérades, Nando, Sillaso, Tandes, Llamas del Mouro, Mieldes, Anderbe, Pambley o Jarceley, entre otros, compiten en presentar mayor y mejor número de viandas y reunir en torno a su mantel el mayor número posibles de comensales.
Escribía yo por aquellos años: “Es la de Santarbás una pantagruélica romería en la que nadie se queda sin comer sea cual sea su origen o procedencia. Es un canto descomunal y descarado al colesterol y una enorme y disparatada exaltación del gocho en todas y cada una de las formas en que cada parte puede ser presentada para su consumo. Y si cuenta la leyenda que por allí corrió a raudales la sangre mora, ahora el rojo lo ponen los cientos de litros del vino de la comarca que allí se consumen regando viandas y enormes hogazas muchas veces, sino todas, amasadas y horneadas en las propias aldeas.
De mantel a mantel compiten chorizos cocinados y en crudo, jamones, lomos, andollas, longanizas, costillares, choscos, butiellos, churrascos humeantes, enormes chuletones y crujientes chuletillas comidos a navaja abierta sobre una cuarta cuadrada de pan. Y para finalizar grandísimos brazos de gitana, enormes potas de arroz con leche, tartas de todos los tipos y flanes temblorosos que no encuentran acomodo en el empinado terreno. Chupitos, copas diversas, anises y coñases y el café capilé cangués que asienta estómagos alterados al decir de sus muchos devotos. Ya con la modorra agalbanando el cuerpo, las farias ponen fin a la opípara comida.
Mediada la tarde, los santos Gervasio y Protasio descansan de nuevo en su ermita tras la ruidosa procesión efectuada entre manteles y sabedores de que no pegarán ojo hasta ya llegada la madrugada por cuanto los romeros bailarán y danzarán hasta caer exhaustos en manos de Morfeo, cuando el eco del último volador se pierde de la mano de una desafinada nota de la orquesta”
Esperemos que la fiesta no pierda del todo sus tradiciones, su esencia y se siga celebrando.
