CANGAS DEL NARCEA.- La procesión de la mañana y la de la tarde

Cangueses habrá partidarios de una u otra procesión, de la de mañana o de la tarde, y habralos también quizás incapaces de inclinarse por una u otra en la importancia objetiva o subjetiva que cada cual a cada una quiera darle.

Pero la realidad derivada de la anual observación de ambas con ojos desapasionados y  objetivos, en la medida en que esa objetividad puede ser desarrollada, nos muestra que las diferencias entre ambas se han ido abriendo en los últimos años, especialmente como consecuencia de la masificación de la villa en la tarde del 16 y con ello la pérdida de la esencia cristiana y católica que define al acto religioso en sí. Y así hay que reconocerlo en sus orígenes independientemente de que uno sea creyente, agnóstico, ateo e incluso hasta anticlerical.

Tal viene a parecerme, y quizás en ello vengan a coincidir conmigo algunos de ustedes, en que la procesión se realiza porque se tira  la Descarga, y no al contrario como en sus orígenes tradicionales y escritos figura y como todo cangués conoce: la Descarga se tira porque sale la Virgen y el pueblo la homenajea con pólvora. No es que salga la Virgen para que se tire la Descarga, pese a que haya algunos que, en su estulticia antirreligiosa o anticlerical, estén empeñados en hacerlo así creer.

Hasta tal punto está llegando esta transgresión histórica y religiosa que, en ya demasiados casos, la procesión se convierte en  una ocasión pintiparada para, con ella, poder acceder al puente y ver mejor la Descarga. El espíritu religioso de la misma, e incluso el tradicional, en mi personal criterio, quedan así totalmente anulados.

Hablo ahora de hace dos años, de 2023.En ese año, y viene ya arrastrándose de otros pocos atrás, hay cangueses, especialmente canguesas, que a las cuatro de la tarde se posicionan en torno a la imagen de la Virgen en la Basílica y defienden a codazos y empujones, o con medios más radicales si ello es necesario, su primacía en el puesto junto a los varales de las andas para procesionar a aquella hasta la ermita de Ambasaguas. Hay otros devotos que quieren también procesionar a la imagen y se les despide con malos modos o con los tan socorridos, “ha sido así siempre” o “haber venido antes”. Desde hace unos pocos años, un grupo de jubilados ya de la tareas de tirar en la Descarga, de la Peña El Arbolín, acordaron con el párroco, y con el fin de dar mayor solemnidad y empaque a la procesión, acompañar debidamente uniformados a la Virgen desde su salida y hacerse cargo de la Imagen frente al Sotero y así, con más solemnidad, orden y prestancia, hacer el último tramo del trayecto más esperado, y hasta la ermita, por los miles de personas de dentro y fuera que aguardan ese momento. Lo lograron el primer año, desde entonces, como este año ha ocurrido y, pese a que se pidió la mediación del párroco, si  los fieles o devotos quieren acompañar o  llevar la imagen en el último tramo,  han de  pelearse con todos cuantos lo mismo pretenden, sean o no del Arbolín. Y así seguimos.

Hasta tres personas sostenían la borla en la que termina cada cinta  de cada lado del estandarte al acceder al puente y todas ellas, incluida la que portaba el propio estandarte, soltaron todo al iniciarse la Descarga para ponerse a grabar con sus móviles. Por cierto que tal hacían otros tantos uniformados de peñas y Artesanos que allí no tenían función alguna, pero que colándose en el cortejo, hacían ver que desarrollaban importantes e imprescindibles funciones. Colados ya en el mismo se situaron en cabeza y delante hasta de la misma   imagen para grabar con su móviles abandonando la procesión en el momento en que acabó la Descarga. Fotos y videos diversos dan fe de todo lo que aquí digo. Coloco aquí también a los uniformados de Protección Civil que colocados a la altura de la imagen allí se apalancan totalmente inmovilizados por la multitud, sin posibilidad pues de efectuar trabajo alguno de protección o ayuda. Es más que evidente que no es el mejor sitio que favorezca su pronta intervención donde sea menester

Creo que es llegado ya el momento de reorganizar esta procesión desde la parroquia que, llegado el caso habrá de recabar de la municipalidad o Delegación de Gobierno aquellos efectivos y materiales necesarios que les permitan llevarla a cabo con seguridad, dignidad y orden. Y me consta que en ello están.

Rodri, uno de los veteranos del Arbolín que se prestaron a portar la imagen debidamente uniformados me comentaba que como primer paso debería de dividirse el trayecto procesional en tramos. Que, dado que son muchas las personas que quieren llevar las andas, debería abrirse una lista de solicitudes y, una vez cerrada, proceder a un sorteo para insacular el número necesario y exacto que habría de portar las andas. Conformados los grupos se sortearían los tramos en que debían portarla. Este procedimiento debería repetirse año tras año evitando, en lo posible, duplicidades aún que es poco posible que vuelvan a coincidir en un sorteo aleatorio grupos de fieles y tramos.

Por otra parte, seguía explicando, habría que cerrar  todas las bocacalles que dieran acceso al recorrido impidiendo así que nadie se incorporase a los puestos punteros, ni siquiera traseros, de la precesión una vez iniciada ésta. ( Esto ya se ha puesto en marcha).

Y coincidíamos los dos en proponer que una vez llegada la procesión al inicio del puente de Ambasaguas, efectivos policiales habrían de impedir el acceso al mismo a toda persona, sea cual fuere su clase condición o pertenencia, pasando tan solo los portadores de las andas y los sacerdotes. Se incluirían aquí fotógrafos de prensa y cámaras de televisión, cuyos potentes objetivos, les permitirían por otra parte  obtener buenos planos sin estar completamente atravesados.

La cruz procesional y estandartes cruzarían el puente, sin detenerse en el mismo, hasta aposentarse el interior de la capilla de Ambasaguas.

Ya sé que es un tema delicado y que provocará polémica con múltiples argumentos a favor y en contra. Yo estoy convencido que, con la mejora que ustedes seguro aportan a estas ideas iníciales, resultaría una forma de actuación más que interesante que evitaría bochornosos espectáculos.

Seguro que muchos de ustedes ya conocen un poema que publiqué hace ya muchos años, y que hasta aquí traje no ha muchas fechas, titulado. “Mañanera procesión”, título éste que se me antoja más que idóneo para definir a la que los cangueses realizan en la mañana del día 16 y conlleva el traslado de la imagen de la Virgen desde su ermita de Ambasaguas hasta la basílica de Santa María Magdalena.

“Mañanera procesión

con sabores de nostalgias,

con suspiros de mujeres

que retumban en el alma,

con alegres inquietudes,

con arpegios de armonías,

con alegres canturías

ilusiones y esperanzas”

dice el poema.

Han pasado ya más de  cincuenta años desde que asistí por primera vez a esta procesión. En mis recuerdos siempre aparecen mañanas soleadas, de camisas blancas y trajes y corbatas en los cangueses de aquellos primeros años. De vestidos de relumbrón y zapatos de estrenos en las canguesas, de niños y niñas implacables y pulcros, de gentes bajando apresuras hacia Ambasaguas, de balcones engalanados y geranios colgando. Del son de la “Marcha procesional del Carmen” Arrastraculos arriba que, serios, a definido compás y ritmo con balanceo en el andar, marcaba el `”Son d`Arriba” conscientes de la importancia del momento: Chapinas, Cándido, Serranín, Neto, Fariñas, Amador…

Arrancaba solemne la precesión y en el mismo momento sonaban los primero `barrenos y voladores de las ofrendas´, aquellos que se lanzaban (y aún se lanzan) desde los alrededores de las almenas a manos de  devotos de la Virgen que cumplían así la promesa contraída por algún que otro favor o intercesión de la Virgen, como años antes había hecho Celita ( y que aquí les contamos) u otros con orígenes en la guerra de África como los que tiraba Juan Quiosco en nombre de de su abuelo que así lo había iniciado para agradecer a la Virgen el haber vuelto vivo de aquella horrible guerra.

Todo ello viene a configurar un halo especial a esa mañanera procesión. Una descarga más íntima y sencilla, un caminar pausado, un caer de pétalos desde algunos balcones de la calle Mayor; unas vivencias más arraigadas, humildes y sencillas, un dejarse ir de la mirada y el sentir por ayeres y recuerdos sencillos y cercanos. Aquí también está muy presente la esencia del pueblo cangués, pero lo está en su simplicidad y en sus orígenes de la aldea campesina que fuimos. Hay poca gente joven. Apenas los que acuden a tirar con las peñas que ese día honran a la Virgen. Y poro a poco comienzan a parecer a la puerta de la capilla aquellos hombres, casi todos ya abuelos, que fueron protagonistas de la recuperación de las fiestas y su empuje hasta dejarlas donde ahora están. Dejaron atrás los uniformes. Dejaron atrás la vorágine y el barrullo de la de por la tarde y ahora acuden vestidos de fiesta a la de por la mañana.

Y allí me reuní con ellos y con nostalgias que recuperamos cada año caminando pausados, sin apretones ni prisas hacia el centro del puente de Ambasaguas camino de la Colegiata. Y por allí andaban Arturo Marcos, Quevedo, José Avello, Vede, Juan Quiosco…..y muchas ausencias.

Ya no está aquel Son D´Arriba pero Arrastraculos arriba sigue sonando la Marcha Procesional del Carmen.

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R. Mera