CANGAS DEL NARCEA.- Genestoso apremia la colocación de una valla protectora

Fontaniella con Álvaro Queipo en Genestosos

En Genestoso se está colocando una malla protectora a que evite la caída de piedras sobre las casas como consecuencia de los incendios habidos el pasado verano. Llegan las lluvia y los vecinos se muestran impacientes. Tienen prisa, esperan que aquella  esté lista lo más pronto posible

 No en vano, el agua podría acelerar la caída de piedras de la escarpada ladera que queda justo encima del pueblo y que está totalmente calcinada. Los trabajos marchan bien, pese a lo complejo de esta actuación de emergencia dotada con 815.000 euros con cargo a la Consejería de Medio Rural. De hecho, hará falta recurrir a un helicóptero para izar la alambrada en la fase final del montaje.

El alcalde de Cangas, José Luis Fontaniella, visitó esta semana el pueblo, uno de los más afectados por los incendios que el pasado agosto asolaron el Norte peninsular. «El ingeniero nos estuvo explicando cómo marcha la obra. Están preparando todo para hormigonar los anclajes de la valla. Ahora empezará el acopio de material para instalar la alambrada», señala Fontaniella.

Explica el primer edil que la alambrada está en fabricación y que, una vez esté lista, se moverá gracias a un helicóptero. «La pista es sinuosa y no entran tráileres, así que es la manera de hacerlo», precisa. Añade  que el sistema es parecido al que se coloca en las carreteras para evitar la caída de piedras y que se extenderá en un trecho de alrededor de 300 metros, lo suficiente para proteger al pueblo de la caída de piedras.

«Es una obra compleja y necesaria. Hay rocas de dos toneladas en riesgo de caer y, si eso ocurre, podría deshacer una casa entera», señala Fontaniella, consciente de la importancia de la obra. Además, se muestra preocupado por el riesgo que entraña que lleguen las lluvias, pues podría arrastrar los materiales hacia las casas.

Explica el alcalde que aún es pronto para pensar en algún tipo de siembra para fijar el terreno afectado. No descarta, más adelante, llevar a cabo una plantación de arbolado, ya que las zonas altas, antes del fuego cubiertas de monte bajo, no sirven para pastos.

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R. Mera