CANGAS DEL NACEA.- San Tison , San Tiso, y aquellas cenas de antaño

CANGAS DEL NACEA.- San Tison , San Tiso, y aquellas cenas de antaño

La fiesta de San Tiso y San Tisón ha ido evolucionando con el devenir de los tiempos. Antaño muy concurrida vino a menos pasando por épocas diversas. Lo que sí ha permanecido inalterable ha sido su connotación gastronómica. Y para recordarlo les invito me acompañen a la celebración habida en 1.984. Hace pues mañana, sábado, treinta y nueve años.

“Debidamente pertrechados de apetito y buenas intenciones nos presentamos en Santiso cuando las manillas del reloj se acercaban a las ocho y las primeras sombras de la noche empujaban sobre el Luiña un vientecillo que nos amorataba la nariz y nos hacía pensar en la pronta calefacción natural que habría de proporcionarnos el vino cangués que nos aguardaba dormitando en sus tinas.

Voladores en San Tiso

Algo imprevisto motivó que Santiago, el de Llamas, en cuya bodega habíamos quedado, no se presentase por lo que, tras esperar un buen rato y como quiera que el frío  nos hiciese dar más patadas que defensa ante Maradona decidimos pasar a la de Conde ante el temor de que el condumio que aportaba Neto se enfriase más de la cuenta.

La buena voluntad de los allí ya reunidos en general y de Antón y Cortina en particular resolvió rápidamente la cuestión de espacio: un tablón por aquí, otro por allá y una barrica como mesa solventaron el problema. Suelo de tierra y telarañas por techo con arreglo a los más puros cánones bodegueros, enmarcaban tinas, bocois, cubas y barricas, y a los más de quince comensales que, divididos en tres grupos, se pusieron sin más problemas a darle a la pota.

Y de potas iba el aquel, pues tras los primeros tragos y de dar buena cuenta de una andolla de más que regular tamaño, pasó a presidir la barrica-mesa una enorme cazuela que también era ya tradicional en aquellas lides. Tres butiellos con patatas blancas aguardaban .

Y a fe que no lo hicieron mucho tiempo pues sin más discursos ni ceremonias atacamos sobre ellos con más ardor que lo había hecho Hernán Cortés sobre los aztecas en la batalla de Otumba. El vino, servido en cacho como es preceptivo en tan solemnes ocasiones, suavizaba el picorcillo de los huesos y ayudaba a pasar las patatas en su buen oficio de acompañantes.

Empanadas en San Tisón

En la mesa de al lado, por otra parte tan improvisada como la nuestra, un grupo de una seis personas, con el bodeguero al frente, daban buena cuenta de una  pila de empanadas de todo tipo y de todo aquello relacionado con el cerdo, dicho sea con perdón.

Puesto fin a tan bravo y popular plato se dio paso a los frisuelos que, debidamente espolvoreados de azúcar por `El Bicho´, salían sin cesar de una cesta que parecía no tener fondo. A estas altura llevábamos ya libados sus más de diez litros de vino por lo que el frío, salvo en los pies, había comenzado a olvidarse

En las bodegas de Penas, Nieto y Farrucón también se dio buena cuenta de suculentas cenas. Por allí andaban Cándido Membiela y Gilberto Flórez, entre otros conspicuos cangueses. Fuera arreciaba el frío y comenzaba a orvallar.

Y tradición por tradición allí no había mujer alguna, pero sí sé que el lunes siguiente a San Tisón, este año día 30, más de veinticinco mujeres organizaban también una cena en casa Amador. Cena que viene ya celebrándose hace más de diez años”

Y agrego yo ahora: Y sigue celebrándose aunque en distinto lugar con lo que han alcanzado casi los cuarenta años

Aalgunos años desùés

Y es que hay tradiciones que no deben perderse nunca.

Buenas tardes y feliz San Tisón y San Tiso

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R. Mera