Libertad para votar, libertad para trabajar

De cómo hacer lo aparentemente complicado sencillo

Sé de las dificultades que entraña para un profesor hacer llegar con claridad los conceptos de libertad y democracia a un grupo de alumnos de la ESO.
Pero hay veces que, fuera de las aulas, lo que a priori parece complicado se vuelve meridianamente sencillo. No ha muchos días oí sobre la marcha una definición cuya rotundidad me llamó la atención, y de ahí que me quedase con ella. Es esta: “Libertad y democracia es el poder ir el día de la huelga a trabajar, porque te da la real gana, y que ningún piquete venga a tocarte las narices o a decirte nada”. Meridianamente claro y sin necesidad de recurrir a sesudos argumentos filosóficos.
Pero Javier, que así se llamaba el definidor, fue aún más allá argumentando así con respecto al ejercicio de la libertad en un día de huelga: “Un día de huelga tendría que ser como un día de votaciones, los días previos te informan todo lo que quieren y el día de la votación no va a nadie a decirte que votes o no, actúas con completa libertad. Pues con la huelga igual. Antes, que te informen todo lo que les venga en gana y el día de la huelga tu vas a currar o no, por convencimiento o porque te da la gana, sin necesidad de que nadie, con el pretexto de informarte de lo que ya estás más que informado, te insulte, amenace impunemente o rompa escaparates”. Clarito Javier, aunque siempre habrá quien discrepe.

Y al hilo de huelgas y sindicatos me ha alegrado enormemente la noticia de que en Asturias aumenta la afiliación sindical lográndose en los tres principales sindicatos 755 altas en 2011. CCOO cuenta al cierre del citado año con 43.505 afiliados; UGT con 49.163 y USO 10.748. Y digo que me he alegrado porque, de seguir así, lo sindicatos podrán mantenerse con las cuotas de sus afiliados, como ocurre en otros países, sin necesidad de recurrir a los presupuestos del Estado y que coticen a los mismos tanto afiliados como no afiliados. Y ya de paso pues acabar con los manipulados y aprovechados cursos de formación que imparten empresas y sindicatos y que son una gran fuente de financiación con cargo a los impuestos y de cuya eficacia no se sabe; lo mismo que no se sabe nada del sistema que estos organismos utilizan para cubrir las plazas de profesores que imparten lo citados cursos y la medida de su capacitación, conocimiento o experiencia profesional al respecto, aparte de afiliaciones o afinidades políticas. Y lo digo porque algunos de ustedes son muy mal pensados y se creen que en estos cursos hasta hay parados que enseñan a otros parados como buscar trabajo.

Ah ¿que sí?, ¿que ustedes conocen más de un caso?

Caramba, caramba, caramba

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R. Mera

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