La crisis actual, más que económica, política o financiera, es esencialmente moral

  

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En algún sitio lo he leído y lo comparto. Estoy perfectamente convencido de que esta larga crisis que estamos padeciendo no es económica, ni financiara, sino puramente moral. La obscenidad con la que se han conducido determinados dirigentes políticos, banqueros, financieros y supuestos representantes de los trabajadores, así como algún que otro juez, nos han empujado a este lodazal de pocilga en el que nos en encontramos. No hace muchas fechas, un dirigente de un  sindicato, en este caso la UGT, gastaba en viajes y hoteles más de 500.000 euros mientras despedía a 157 trabajadores. Y eso en un sindicato que, supuestamente, defiende a los trabajadores.

Hace unos días, un número de la Guardia Civil ingresaba en la prisión de Alcalá Meco para cumplir tres meses de condena por discrepancias con el cabo de su cuartel. Por las mismas fechas, el anacrónico político-sindicalista Sánchez Gordillo ocupaba fincas privadas en Andalucia, se negaba a declarar ante el juez por un robo público y notorio en unos grandes almacenes y ni siquiera le multaban.

El significar lo ocurrido en los partidos políticos, bancos, gobiernos y gobiernillos de uno y otro signo y lugar ocuparían todo el espacio de esta página y muchas más.

Y en medio de todo este maremágnum de apestosos efluvios ahora resulta que el líder socialista y jefe de la oposición acusa de ello a los billetes de 500 euros. Si no los hubiese no habría fuga de capitales ni dinero negro, asegura Rubalcaba convencido. Y dice: hay que sacarlos de la circulación. O sea los billetes son los culpables no los que los dan mal uso. Y después habrá que quitar los de 200, y los de 100 y los de 50… y así sucesivamente hasta la nada. Y luego algún iluminado se le ocurrirá retirar de la circulación las bolsas negras de la basura para que no puedan se utilizadas para llevar clandestinamente el dinero de un lugar a otro. Si no hay bolsas no hay tráfico de dinero. Elemental deducción

El emprobecimiento de las clases medias ha comenzado a comprometer la estabilidad política y social al tiempo que derrumba el estado del bienestar con un desplome de la estabilidad política y económica y el crecimiento del resentimiento, la agresividad y la desesperanza en la población.

La moral, la responsabilidad, la educación y el cumplimiento de las obligaciones cívicas se han diluido en el caldo de las medianías, la irresponsabilidad y la adoración y entrega total al becerro de oro de los beneficios por encima de toda significación o idea social. El dinero rápido y sin esfuerzo como única meta de futuro. Y día a día, múltiples televisiones se encargan de así hacérselo saber a jóvenes y no tan jóvenes. No es de extrañar pues que muchos de nuestros muchachos ya no digan que quieran ser astronautas, toreros, bomberos o futbolista y ten suelten con rotundidad que quieren ser tertulianos de Telecinco a famosos de Salvados.

De la crónica emitida en Onda Cero el pasado 6-04-13

 

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R. Mera

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