Atacado un facultativo cangués en Cerredo. Gerardo Biain fue agredido por unos encapuchados en las instalaciones de la empresa. La indefinición en las condenas del hecho

Explotación de Cerredo
Explotación de Cerredo

Un día después de sufrir el ataque de un grupo de encapuchados, el  apoderado de Uminsa, Gerardo Biaín, emitía  un comunicado en el que mostraba su posición  ante la agresión sufrida en las oficinas de la compañía en Cerredo.

En el texto califica de “delincuentes disfrazados de mineros” al grupo de personas que  les asaltaron causándole la fractura de un brazo y múltiples contusiones. Asegura haber sido agradido “cobardemente” por “una minoría de impresentables que no son dignos de formar parte de la familia minera”.

El apoderado de Uminsa defendió su labor en el sector con estas palabras: “En esta andadura me he encontrado, desde la representación de los trabajadores, a opositores inagotables y aliados valiosos. Juntos hemos conseguido salvar muchas empresas que si no hace años estarían cerradas; hemos recolocado a cientos de mineros procedentes de otras compañías, se ha logrado firmar acuerdos muy positivos para todo el sector, que han permitido a miles de trabajadores culminar su vida profesional, acceder a una merecida prejubilación y dejar paso a otros porque -se quiera o no- en las comarcas mineras seguimos siendo insustituibles”.

En su misiva se dirige también a los trabajadores de Coto Minero Cantábrico (CMC) a los que  pide  “no se dejen engañar por falsos profetas porque si ellos no se salvan nadie va a venir a salvarles …”  

Alonso y Biaín
Alonso y Biaín

Los hechos

Gerardo Biaín, recibió una paliza  en las instalaciones que la empresa tiene en Cerredo (Degaña) y que está en proceso de liquidación. El apoderado recibió  diversos golpes, por parte de varios encapuchados, que le provocaron numerosas contusiones y traumatismos por todo el cuerpo. También resultó con un brazo roto.

Según algunos testigos, varios encapuchados armados con barras metálicas y palos se acercaron a la una de la tarde a las viejas instalaciones de Coto Cortés. En una de las oficinas se encontraban tanto Victorino Alonso como Gerardo Biaín. Estaban en compañía de varios facultativos de la mina preparándose para comenzar una visita al interior de la explotación. De hecho, Alonso estaba ya con el mono de mina puesto.

De alguna forma, y quizás por su gran envergadura física, el empresario leonés pudo zafarse del intento de agresión y escapó. Pero su número dos, mucho más pequeño, no tuvo tanta suerte. Poco tiempo después de la agresión, llegaron las fuerzas del orden, pero ya no pudieron detener a los encapuchados. Biaín fue trasladado de forma inmediata al Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), para ser tratado de sus heridas y dado posteriormente de alta. La Guardia Civil montó un dispositivo de control de vehículos. Curiosamente no lo hizo en Cerredo, sino en Caboalles (León).

Victorino Alonso no había aparecido por la explotación de Degaña desde que el conflicto minero alcanzó su momento más difícil en el año 2012. Desde entonces los mineros han convertido a Alonso en su enemigo público número uno debido a los impagos de las nóminas, a los consecutivos expedientes de regulación de empleo (ERE) y, por último, al inicio del proceso de administración concursal y la liquidación de la empresa Coto Minero Cantábrico (CMC) que se realizó de forma voluntaria desde la empresa.

Cerredo fue alertado de la presencia de Alonso en las instalaciones por medio del lanzamiento de voladores y a  partir de ahí se precipitaron los acontecimientos por lo que se duda que estos fueran improvisados.

La situación en esas instalaciones es complicada. Conviven en la misma CMC y Uminsa, la primera de ellas arrebatada al empresario leonés por el proceso de liquidación, pero la segunda aún en su poder. Por eso tuvieron que utilizar las instalaciones de la antigua Coto Cortés, porque son las que les corresponden a Uminsa, y no las nuevas instalaciones de oficinas, que pertenecen a CMC. Este hecho, relata el corresponsal de LNE, Pepe Rodríguez, pudo facilitar que los encapuchados entraran sin ser vistos pues, aunque hay guardas jurados, éstos suelen estar cerca del edificio nuevo.

Indefinición en las valoraciones del hecho

Los mineros y el pueblo de Cerredo cerraron filas y nadie manifestaba tener conocimiento ni detalle alguno de lo sucedido. Sin embargo, sí que algunos vecinos entraron a valorar la actitud del empresario y de su “número dos” al calificar de “temeridad” e, incluso, de “provocación” su presencia en las instalaciones mineras en pleno conflicto con los trabajadores de Degaña.

Representantes sindicales de los mineros opinaron sobre  el incidente para condenar  en líneas generales cualquier tipo de acto violento, para seguidamente intentar justificarlo. Luis Manuel Fernández, del sindicato USO y del comité de empresa de Coto Minero del Cantábrico, aseguró a LNE: “Nosotros, por supuesto, condenamos este tipo de actos. La violencia no lleva a ningún sitio y la solución no es ésta. De todos es sabido que la gente está muy enfadada con Victorino Alonso y que la situación es desesperada. Hay gente que lo está pasando muy mal”.

Más rotundos en la condena  fueron el alcalde de Degaña y el Gobierno Regional

Gerardo Biaín

 Gerardo Biaín, apoderado de Unión Minera del Norte (Uminsa) y mano derecha de Victorino Alonso, tiene 49 años de edad y se puede decir que las minas del suroccidente de Asturias han estado presentes en toda su vida. Pertenece a la  tercera generación de una familia minera muy presnete en esta comarca. Su hermano, Nacho, trabaja también en Uminsa, en Pilotuerto (Tineo).

A pesar de que el origen familiar se encuentra en León, él nació en Cangas del Narcea. Su padre era el facultativo de Coto Minero del Narcea, mina situada en Monasterio de Hermo y conocida popularmente como la del “Patatero”. Esto se debe a que su fundador, Antonio García (también leonés), era conocido en Cangas por vender patatas antes de dedicarse a comprar explotaciones de carbón a mitad del siglo XX.

El joven Gerardo Biaín estudió en Cangas en su infancia, a la que solía volver de vez en cuando principalmente en fiestas como  del Carmen. Se licenció en la Escuela de Minas de Oviedo y volvió al concejo para trabajar en Coto Minero del Narcea hace veintiocho años. En el año 2000, el grupo Alonso adquirió la mina del “Patatero” y con ella se quedó a gran parte de sus trabajadores y de su equipo directivo, donde ya destacaba Biaín.

La ascensión dentro del organigrama de la empresa fue muy rápida. A la reconocida brillantez de Gerardo como ingeniero se unió el hecho de revelarse como un gran gestor para Victorino. Se considera crucial en su carrera su conocimiento profundo de las minas del Suroccidente, no sólo desde un punto de vista geológico, sino desde un punto de vista social, al conocer a los empresarios, sindicalistas y políticos perfectamente debido a su trabajo y a las relaciones de su familia.

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R. Mera

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