CANGAS DEL NARCEA.- Penderuyos

Es proclive el humano a dejar pasar a su lado, y en su quehacer diario, muchos matices que se le escapan y en los que no repara hasta que alguien, normalmente ajeno al momento temporal o geográfico, le advierte del hecho. Y ello es mayor en el significado de las palabras, en el porqué de las cosas

El que esto escribe conoce el vino Penderuyos, de Antón Chicote, desde el mismo momento en que lo puso en el mercado, pero en ningún momento se preguntó qué demonios significaba la palabra “penderuyo”. Creo recordar que alguien, en algún sitio u ocasión, señaló que se refería a una viña que poseía el susodicho Antón .Efectivamente así es. La viña Penderuyos, situada en la ladera derecha del río Luiña, a su paso por el núcleo de Limes, es una viña de casi una hectárea, con cepas de más de 100 años de antigüedad, que da unas 2.000 botella de un vino único.

Pero este conocimiento no nos aclara la significación de la denominación de su vino. Y tampoco lo hace el DRAE en el que no encuentro dicho vocablo ni con “y” ni con “ll”.

Hasta que en Internet me encontré con un escrito de Benjamín García  Galán en el que me iluminaba al respecto y del que deduzco que la palabra pertenece al asturiano, ello si no es  especifica de la terminología canguesa en lo que a los  vinos respecta.. Gracias a su amabilidad lo reproduzco para todos ustedes. Seguro que les presta

Antón Chicote

“En Cangas del Narcea, Asturias, existe una marca de vino muy acreditada, con denominación de origen protegida, Vino de la Tierra de Cangas, de Bodegas Antón Chicote, que lleva por nombre Penderuyos. Este nombre suele hacer gracia a los visitantes de otras regiones que se interesan por su significado cuando degustan el rico caldo cangués; sobre todo, les suele llamar la atención a los más avezados en estas lides motivados por el regusto que proporcionan los taninos de las variedades de uva local como son el albarín negro y el carrasquín.

Los penderuyos son racimitos pequeños cuyos pedúnculos suelen tener forma de espiral y que normalmente maduran algo más tarde que el resto de los racimos; de ahí que se libren de la tijera en el momento de la vendimia y permanezcan como vigías solitarios en las cepas hasta su completa maduración y hasta que algún caminante observador y sediento pase por su lado y le sirvan para hidratarse y para endulzar el paladar”.

Muchas gracias a Benjamín

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R. Mera

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