Autocensura :Vigente en cualquier municipio o ciudad

No ha mucho aseguré a mi amigo Azcárate que percibía ahora más censura que en la época de Franco. Casi le dio un ataque, algo comprensible pues incluso llegó a ser concejal del PC. Ni que decir tiene que me llamó de todo y negó tajantemente la mayor.

A raíz de ello comencé a fijarme, no tan solo en cómo yo me limitaba a la hora de expresar o escribir mis opiniones, sino también como lo hacían los demás que medían muy bien las palabras a utilizar para no despertar a las fieras de lo “políticamente correcto” y utilizar tan solo el lenguaje asexuado y marcado por los puristas de la progresía rampante poseedora de la Verdad y el tesoro de la Historia. De no hacerlo así, tormentas y fuegos del averno caerían sobre ti desde las cloacas de las llamadas Redes Sociales, en las que los defensores de los valores eternos de los susodichos son manada aulladora que caerá sobre ti como lobos acosados por el hambre en el más crudo invierno.

Es esta censura mucho más sutil y efectiva que aquella que se ejercía en la dictadura. Entonces teníamos muy claro lo que se podía y no se podía a decir o escribir, e incluso había verdaderos expertos en sortearla e incuso en tomar el pelo a los censores. Ahora es mucho más difícil y los censores son miles. El verdadero arte (que determinados políticos cada vez dominan mejor) consiste en hablar sin decir nada y en escribir sin concretar ni una sola idea o razón. Frases huecas, vacías, sin contenidos; frases llenas de puerilidades y  circunquiloquios   infantiles y hueras. Y repetir el os/ as o el as/os desde la ridiculez a la náusea.

El eufemismo como norma esencial de conducta correcta

Y mucho cuidado con hacer un chiste de gangosos, o hablar de maricas, o de retrasados, o de cojos o mancos. Ha de decirse gente de lenguaje ocluido, o de otra condición sexual, disminuidos físicos de las extremidades inferiores o superiores y otras lindezas. O líbrese muchos de hacer alguna alusión, por leve que te parezca a algún colectivo o grupo; si no les gusta se sentirán ofendidos y agraviados y pedirán públicamente que se les pida perdón y se les de la importancia en que se merecen en la sociedad.

La soplapollez ha llegado tal nivel que hasta los recreos escolares se han convertido en segmentos de ocio. Y no se le ocurra creer que “los dependientes” son los empleados del Corte Inglés o cualquier otra tienda, ni mucho menos , ahora son aquellos  que toda la vida de Dios se han llamado impedidos o inválidos.

Y la estupidez que provoca la autocensura llega hasta tal punto que en la Universidad de Hampshire está prohibido emplear la palabra homosexual, debe decirse “amantes del mismo sexo”.

Ya aquí les señalo otras reglas o estupideces que ha de tener en cuenta a la hora de hablar o escribir autocensurándose para después no le censuren a golpes

-Decir “futbolistas” es sexista, hay que decir “quienes juegan al fútbol”

-No decir actor sino “persona que actúa”

– Nunca pronunciar “parado” sino “persona sin trabajo”

-El “ecofeminismo” viene a ser “una mirada de género al Medio Ambiente

-No decir “nuestros hijos” sino “nuestra infancia”

-Nunca crisis, siempre “coyuntura económica”

-No hay vagabundos sino “residentes flexibles”

-Putas no es nombre adecuado, sino “trabajadora sexual” o “mujeres directamente accesibles”

-No hay “impotentes”, sino “portadores de una disminución física sexual”

-No llame a nadie enano, son personas que “no han alcanzado la media de crecimiento”

-La muerte ya no es la muerte sino “un hecho biológico”

-Ya no se hacen horas extras sino “prolongación pactada y consentida de la jornada laboral

-Los prestamistas se han convertido en “proveedores de liquidez”

-Las empresas no quiebran, quedan “inmersas en un proceso concursal”

 

Pues ahora, deciden ustedes mismos a qué atenerse

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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R. Mera

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