NARCEA.-Ha llegado la nieve

Foto M.A. Pérez

15 de noviembre. Rompe lentamente la luz las brumas de la noche abriéndose paso desde el Corral hacia Uría y desde Santa Catalina a la Calle Mayor. Desciende en silencio desde El Acebo y se desliza desde más allá de Cascarín

Los coches se muestran cubierto de una boina blanca de nieve y tras los cristales de las ventanas comienza a aparecer las caras un tanto asombradas de los niños. Luisita dibuja formas con su dedo en el cristal mientras espera impaciente la hora de salir camino de la escuela. ¿Habrá nieve en el patio?, se pregunta previendo blancas batallas y muñecos narigudos.

La villa se ve cercada por las montañas nevadas y el blanco elemento intenta acercarse a los ríos que la atraviesan. Desde los pueblos del concejo, los vehículos trasladan la nieve hasta los aparcamientos de la villa que poco a poco se van llenando,

Jóvenes adolescentes pasan con sus mochilas a la espalda camino del Instituto. Algunos cogen nieve de los techos de los coches y se la lanzan con gritos y risas a sus compañeros. Viste de invierno esta mañana de otoño.

Suenan las ocho en el reloj de la Basílica y son aún pocos los cangueses que pasan apresurados vestidos ya de invierno y desplegando paraguas.

Las casas del Cascarín se aprietan unas contra otras combatiendo las tiritonas de frío de un invierno que ha llegado mucho antes de lo previsto. Contrastan sus colores con el fondo de los montes revestidos de frío cuasi navideño.

Nieva en todo en el concejo. Y en los concejos vecinos. Los pueblos se envuelven en blanco y se desperezan de la noche. Problemas para salir con los coches camino de éste o aquel lugar, camino del trabajo o  de la asistencia del ganado.

Tiene dos caras la nieve. Aporta  problemas en las comunicaciones, en la recepción de señales de televisión, de luz eléctrica, a los traslados de niños de las aldeas a los colegios.

Es por otra parte fuente de beneficios para la agricultura

-Es abono blanco y limpio que también mata a todos los bichos, apunta un paisano que se baja de un coche en el Paseo. Es agua para la primavera, pero debe de nevar más, remata introduciéndose a toda prisa en el bar.

Trae alegría para cientos de aficionados a los deportes de invierno que ya comienza a animar Leitariegos.

El reloj busca ya las diez de la mañana. Han dejado de pasar los niños y la villa aún no ha alcanzado su plena actividad. Se presenta medio vacía. La nieve parece iniciar viaje de vuelta y, poco a poco, se retira montaña arriba.

 

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R. Mera

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