Al arúspice, alcalde allandés, José Antonio Mesa

Al arúspice, alcalde allandés, José Antonio Mesa

Surgiendo de entre las nieblas del castro de San Chuís, cual nuevo Nostradamus de las profecías políticas, el alcalde allandés, José Antonio Mesa, ha tronado cual dios bíblico en el Sinaí: Lo predije, anuncié que el movimiento vecinal, la Plataforma, “no era un movimiento espontáneo, tenían unos objetivos políticos claros”. Y levantando admonitoriamente el dedo señalando al infinito, ahuecando la voz y echando en falta la toga para lanzársela sobre el hombro cual César en el capitolio romano, añadir: “Pero no todo vale. La gente les confió unas firmas con una finalidad concreta, y ellos las utilizaron con unos propósitos, políticos, distintos. Si quieren hacer campaña electoral, pueden hacerla, es completamente legítimo. Pero siendo claros, con las cartas boca arriba”.

Y así, desde el más vergonzante silencio ante las reivindicaciones vecinales de mejoras en las comunicaciones, pasa a convertirse en adalid “del no todo vale”. Y lo dice él, precisamente él. ¡Cuán frágil es la memoria cuando de los intereses depende!

Y sin haber hablado nunca con nadie de la Plataforma, ni asistido a ningún acto ciudadano, de no admitirlos en el pleno en el que se pedía su apoyo (tres y controlados), de entrar y escapar por la puerta trasera del Ayuntamiento para no tener que enfrentarse a ellos, de utilizar un `propio´ para saber de sus movimientos y así eludirlos, pasa de repente a explicar la   esencia y fines de aquella cual si en las entrañas del movimiento se hubiese encontrado desde su inicio:  “La gente les confió unas firmas con una finalidad concreta, y ellos las utilizaron con unos propósitos, políticos, distintos”. Eso no es ni siquiera profetizar señor alcalde. Ni siquiera describir un hecho. Eso es sencilla y llanamente mentir. Mentir interesadamente y a sabiendas. Esas firmas testificaban y refrendaban una reclamación ante el gobierno regional y el Parlamento, y al gobierno regional y a su Parlamento se entregaron a través de registro oficial. ¿De dónde saca su temeraria afirmación? No nos deja otra opción que deducir que ello es fruto de su osadía e interés, o lo que es más grave: de su ignorancia.

José Antonio Mesa

Y desde la Plataforma pasa, otra vez, a la interesada y deslavazada crítica a la recién creada “Agrupación electoral SOS Occidente”. Y asegura que no hizo ningún tipo de comunicado tras la muerte de Luscinda Mon (la vecina de Allande que falleció en el desprendimiento de tierra) porque era un momento “en que solo cabía  el respeto a sus familiares. ¿Por qué no pregunta a esos familiares por el `respeto ‘señor alcalde? ¿O a sus vecinos de la villa?

Y va aún más allá demonizando, cual moderno Savonarola, las esencias democráticas de los otros: “ `El Suroccidente también es Asturias´ supo canalizar esa ira, (la de la muerte de la mujer) pero con propósitos engañosos. A veces nos dotamos de una representación que no tenemos porque nadie les ha votado todavía”.  Mejor no comento nada al respecto. Probablemente me pasaría veinte pueblos, pueblos de esos a cuyos vecinos, si no le inciensan y homenajean, usted desprecia.

Y da otro paso más en la carrera de despropósito el ególatra alcalde. “Cuando ocurrió la desgracia, todos los cargos políticos socialistas del suroccidente sobrábamos. Eran ellos los que tenían que ir a hablar directamente con el Gobierno del Principado. Como si nosotros hubiéramos perdido las facultades que nos dio el pueblo cuando nos votó. ¿Por qué? Porque es más bien un movimiento político de derechas”.

Caló el chapeau, requirió la espada fuese… y no hubo nada

¿Dónde oyó o leyó tamaño dislate?  Si consideramos que  `facultad´ es la capacidad o aptitud natural, física o moral que tienen las personas para realizar una cosa, me asaltan las dudas. ¿Desde cuándo el pueblo da o quita facultades?  Y no me refiero  a las del alma, ni tan siquiera a las del cuerpo o físicas. ¿Cómo va a dar el pueblo algo que no posee ni puede crear?  Otra cosa es que el citado le otorgue un poder para ejercer  la  autoridad o derecho que tiene una persona en función de su cargo o de su empleo para hacer ciertas cosas; la facultad de…

¡Ahh, señor alcalde!.

Ante la presentación de ‘SOS Occidente’ tronó de nuevo desde su particular y aislado Sinaí: El objetivo político estaba claro: ‘Quítate tú para ponerme yo’. Yo ya lo comenté en una entrevista: si quieren hacer una campaña electoral antes de tiempo, es completamente legítimo, pero con las cartas boca arriba”.

Ahora queda todo claro. Su reacción se produce cuando ve peligrar su rentable poltrona e incluso su pretendido salto político a Oviedo para cubrirse las espaldas ante el fantasma del paro. Hasta este momento, silencio e inhibición.

Y  con respecto a las elecciones municipales de 2023 y el presentarse o no, señala sin sonrojarse:

“Pienso diferente a hace unos meses. Ahora estoy con muchas más ganas de presentarme. Queda mucho por luchar, sobre todo contra ciertas actitudes y formas de hacer política”.

Mieditis señor alcalde. Los  ingresos de los eólicos le sirven para controlar a las gentes de los pueblos. Es algo que viene dado con el terreno, pero eso es mérito de los impuestos señalados, de las empresas que los abonan, no de su clarividencia política..

Por lo demás, y en lo personal, mis respetos

Que Dios o las musas le guarden su clarividencia.

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R. Mera